Se supone que a los políticos les pagamos para que gestionen y lleven a buen puerto las peticiones, las necesidades, los intereses de sus ciudadanos. Esos que, cada cuatro años, depositan su confianza en ellos.
En este país, la cosa no va por ahí. Aquí los intereses de la masa política están muy lejos de los intereses de la masa ciudadana.
Estos dos párrafos están a modo de intro porque no sabía muy bien cómo abordar la última super idea de los políticos de aquí, los que tenemos más cerca.
Desde marzo de 2020, cuando empezó todo el lío, hemos vivido, que yo recuerde, cinco estadios, alguno de ellos, bastante surrealista, sobre todo en la época de las cinco fases que no entendió (estoy convencido) casi nadie.
Es posible que me deje algún estadio. Los llamo estadios porque no he encontrado una definición más adecuada.
El primero fue el arresto domiciliario. ¡Uy!. Digo, el confinamiento domiciliario. Después, al final de la primavera, se permitió salir por el municipio, con toques de queda, tipo rollo zonas bélicas.
De repente, con el verano a la vuelta de la esquina, apareció el estadio Región sanitaria. Este estadio tenía unas coberturas bastante rocambolescas. En mi caso, con un código postal de la provincia de Barcelona, pasé a pertenecer al área sanitaria de Girona. Cosas que pasan…
Poco tiempo después, llega la libre circulación por el territorio autonómico. Podemos movernos más allá de los confines de nuestro municipio y nuestra comarca.
Pasó el «verano azul» y volvimos a las restricciones con multas elevadas (que no desaparecieron nunca) si se te ocurría saltarte las fronteras de tu comarca. Eso sí, siempre hay gente que hace caso omiso a estas restricciones y se mueven por ahí como si no hubiese un mañana (esta expresión que se puso de moda hace tiempo, me permito usarla, aunque no me gusta mucho).
De todas formas, los salvoconductos, como los llamo, siempre te pueden salvar de un marrón.
Al arresto domiciliario, perdón, confinamiento domiciliario, no hemos vuelto. Igual porque al haberlo hecho tan bien (alguno de nosotros), ellos (la masa política) no se han atrevido a enunciar el arresto, digo confinamiento. De todas formas, nunca se sabe.
El jueves, un gran amigo que me mantiene informado de las grandes ideas de nuestros representantes, me comentó que, como ya sabemos, la masa política se reúne para hacer brainstorming.
Este día tocaba un nuevo invento. Se trata del concepto Veguerías. Podéis consultar de qué se trata, en el link de Wikipedia que he adjuntado.
Imagino que al estar tan aburridos, apuestan a ver quién la dice más gorda.
Lo de la región sanitaria ya me pareció surrealista, pero esto de trocear la libre circulación por las Veguerías, ya es la pera.
A mí, personalmente, ya me va bien. Soy aficionado a las motos y necesitamos más carreteras para disfrutar de nuestra pasión. Pero me hace mucha gracia cómo se les van ocurriendo estas ideas. No sé si es para que digamos: —Ves, Jordi, se están ganando el sueldo con esas grandes ideas que, cada jueves, se curran. —Dales un voto de confianza, hombre…
No sé. Muy claro tampoco lo tengo. Aunque aún no han implantado este nuevo estadio (deben seguir con el brainstorming y los cubatas), ¿qué vendrá después de las Veguerías?