No hay remedio. Los humanos hace tiempo que perdieron el norte. Por suerte, no todos. ¿En qué momento de la fechoría encuentran la diversión? ¿Quizás antes de perpetrar el acto, durante el mismo o cuando han conseguido su objetivo? No lo sé.
Por tu cabeza deben transitar ideas necias, vacías de significado. ¿Lo haces porque no das más de sí, porque en tu cerebro de mierda solo residen ideas y pensamientos de mierda?
¿Cuál es el premio? Tal vez cometer la gamberrada más gorda tiene recompensa. Si lo haces bien, si tienes agallas, entrarás en la tribu. Si te rajas, te tratarán, para siempre, como a un despojo.
Atrévete y formarás parte de esta banda tan violenta. Te convertirás en perseguidor. Vuestra ley imperará sobre las demás. Seréis los amos. Si no cumples tu misión, pasarás de perseguidor a perseguido. Te darán caza y te convertirás en otra víctima más de sus execrables acciones.
¿Por qué tienes que quemar lo que no es tuyo? La destrucción, sin más, ¿a dónde te conduce? ¿A la gloria de tu mundo podrido? ¿Por qué no te quemas la piel, tus pertenencias, tus manos? Atrévete. Nos harás un gran favor.
Desaparece. Vuelve a tu tierra y deja a la gente de bien que siga con su vida, con sus sueños. No destruyas lo poco que tienen, lo que han conseguido con mucho esfuerzo. Tal vez, mucho mayor del que usas tú para destrozarlo todo porque sí, porque te da la gana.
¿Por qué no te metes en sus zapatos y por un instante, tienes la decencia de pensar que los necesitan para vivir, para trasladarse y trabajar por un futuro mejor? Seguramente, tienes tanta mierda en el cerebro que no hay lugar para pensamientos positivos. Tu empatía por los otros nunca existió. Si careces de cerebro, careces de razonamiento. ¡Qué pena me das!
Get out.