Urgencia

No quería poner un título tan largo como «Por suerte no es una urgencia, pero ¿y si lo fuese?».

Llevo tres días llamando al ambulatorio (CAP) de mi pueblo, a diferentes horas, para pedir un cambio de visita.

En mi caso, no es una urgencia, ya que se trata simplemente de un control mensual, para un tratamiento de esos que dicen: «pa siempre».

Por suerte, no es nada agresivo, aunque la diferencia entre tomarlo o no radica en seguir vivo o tener problemas mayores.

El caso es que tengo visita para el día nueve de diciembre y justo en esa fecha no puedo acudir al pinchazo, ni a recoger el calendario de dosis.

Todos los jueves, de momento y hasta que no cambien las circunstancias, los tres cuñados (A, B y C), hacemos un break en la semana y nos vamos a esquiar. Ellos, A y B, lo tienen mejor que yo porque pueden dormir las horas estipuladas. En cambio yo, C, solo descanso una hora en el mejor de los casos.

Trabajo de noche y llego a casa a las 4:30 h.

Entre que me quito la ropa y me pongo el pijama, me dan las 5:00 h y a las 6:00 suena el despertador.

El deporte blanco se lo vale.

Tanto la ida como la vuelta me la paso durmiendo, enroscado en el asiento trasero, como si fuese un gato.

Llegada a la estación a las 9:00 h y vuelta para casa a las 15:30 h

Este último jueves hicimos 38 km de recorrido que controla una app (solo cuenta las bajadas).

Me sorprendo a mi mismo, como pasó el año pasado y el anterior que, durmiendo una hora y pico, cuando el pico es poco, aguante un mínimo de cinco horas sin parar de esquiar, ya que los jueves, en pistas, somos siete y el cabo y no me canse lo que debería cansarme con este trote.

Tuve una relación durante ocho años con una mujer que era: pareja, amiga, amante y entrenadora personal. De ella me queda el recuerdo de amiga y ex-entrenadora personal, impreso a fuego. Gracias a este último recuerdo, me mantengo en forma y puedo esquiar ese «montonaco» de horas sin cansarme. O por lo menos, sin cansarme tanto como otros.

Tú, lector, te podrías preguntar: —¿que coño tiene que ver la llamada al ambulatorio (CAP) para cambiar la fecha de la visita con mi expareja? Pues nada. Diría que la misma relación que hay entre el título y la nieve.

Visto desde una perspectiva un tanto surrealista (como me considero), mi urgencia, en el fondo, es esquiar mientras pueda, que luego ya vendrán las urgencias, para pedir hora en el ambulatorio o, a nuestra edad (sesenta tacos), para pedir cita en el fisio.

Mientras tanto, los jueves seguiremos subiendo a la Masella y las urgencias que esperen.

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