Seguramente, para salir a correr, no hace falta ser el sponsor móvil de ninguna marca, tal como pude comprobar la semana pasada cuando me crucé con dos humanos que bajaban corriendo por la montaña.
En seguida me vino a la mente el título de mi siguiente relato: un runner y un chino. No estoy muy seguro de si era chino, japonés, coreano, etc. Ni idea. Pero, sabiendo que lo que más abunda por aquí son los chinos, me vino ese título. Y evidentemente, con todos mis respetos.
Voy a intentar describirlos, lo más detalladamente posible, teniendo en cuenta que ya han pasado siete días del encuentro.
El runner era un tipo bastante alto. Más que yo. Diría que 1,80 más o menos. El chino, más bajito que yo. Rondaría el 1,70 aproximadamente.
Runner:
Mallas ajustadas de colores discretos, de la marca Nike. Zapatillas deportivas de color naranja fosforito, creo que también eran Nike pero no estoy seguro. Camiseta de manga corta, de color rojo, con unos detalles negros. Brazalete en el brazo izquierdo, con el móvil. Seguramente estaría escuchando música porque llevaba esos típicos auriculares Bluetooth, de color blanco que llevan casi todos los dueños de un Iphone. Reloj bastante grande, en la muñeca derecha. Podría ser, aunque tampoco estoy seguro al cien por cien, uno de esos que además de la hora, tienen un montón de funciones.
Chino:
Camisa blanca en un tono crudo, más bien parecía una casaca con cuello Mao, (creo que se denomina así). Pantalón como de kimono, de color azul marino, casi negro. Eran las cinco de la tarde, de un día nublado. A esa hora, un azul marino podría ser perfectamente un negro, pero… Ya que su calzado me llamó mucho la atención, me fijé con detenimiento, teniendo en cuenta que ellos corrían y yo iba andando, pero me dio tiempo para percatarme de ello. Eran como las espardenyes catalanes, las que usan en las sardanas. En la mano izquierda llevaba un termo o cantimplora metálica, diría que para un litro. Seguramente comprado en un bazar chino o puede que en el Decathlon. En la mano derecha, uno de esos móviles tamaño alpargata. De esos enormes.
El runner tenía un estilo al correr, según lo poco que sé de técnica, bastante correcto. Punta, talón. Punta, talón. Pies paralelos. El chino, en cambio, corría con los pies abiertos por las puntas y me pareció que arrastraba un poco los pies porque iba levantando polvo.
Los dos corrían. Los dos hacían ejercicio. Uno como un sponsor móvil y el chino, con cara de chino y gafas de pasta de color negro (ahora me he acordado) y de aspecto tranquilo, seguro que más feliz que un arroz tres delicias.