Con todo este lío de la pandemia y el confinamiento, por fin has decidido tomar acción. Total, tarde o temprano iban a hacer reducción de personal y tú estabas en la lista negra. Así que has tomado la iniciativa y te has lanzado al «vacío». Estas palabras: «ahora o nunca», te pasaron por la cabeza como un destello.
Como si se tratase de la lista de la compra, apuntas: web, fotografías para apoyar la información, textos, un perfil en Facebook. —Creo que también me interesará estar en Instagram. A ver si mañana miro lo del hosting…
Te preguntas, —¿con quién puedo contar? Ah, sí, con Lourdes. Aunque hace tiempo que no hablo con ella, recuerdo que trabajaba como programadora. La llamaré luego—.
Quieres tener tu proyecto digital en internet ya. Al final has decidido ponerte las pilas.
Un poco nervioso, decides llamar a Lourdes. —Ostras, se ha acordado de mí a la primera. Os vais a ver mañana, a las 17h, en la cafetería de siempre. ¡Qué tiempos aquellos, en los que quedabas sin prisa alguna!
Con un café delante, os ponéis al día. Hacía mucho que no os veíais.
—¿Sigues haciendo webs, verdad?
—Claro. Responde Lourdes. —¿Necesitas una?
Lourdes se ha ofrecido a montarte la web. Por suerte para ti, ha aparecido en el momento adecuado.
Ya tienes casi todo el material; las secciones y las fotos definidas. Todo está casi a punto para empezar a armarla y de repente, te das cuenta de que los pocos textos que tienes no te acaban de hacer el peso. Pero, —¿de dónde los saco?, te preguntas.
Recuerdas que alguien te comentó un día que sería interesante contactar con un copywriter. Lo que pasa es que no tienes nada claro qué papel desempeñaría en tu proyecto. Ni siquiera sabes para qué porras sirve.
Buscas en Google: contratar un copywriter y por aquellas casualidades de la vida, aparece mi nombre.
//Nota: hace poco di de alta el dominio contrataruncopywriter.com. Igual el posicionamiento orgánico ha dado sus frutos.//
Me llamas y me comentas que necesitas un copy pero no sabes muy bien qué hace y cómo lo hace. Hablamos un buen rato. Me explicas que tu problema principal es que nunca has sabido redactar bien.
Al momento te pregunto qué haces exactamente, a qué te dedicas o te quieres dedicar.
Me dices que vas a montar una tienda online para vender cascos de esquí. Que buscaste en Google algunos textos para inspirarte pero que no te acaban de hacer el peso.
Te explico que la función de un copywriter, a grandes rasgos, es persuadir con las palabras para conseguir ventas.
Al escuchar la palabra ventas, se te abren los ojos como platos. Me preguntas si conmigo venderás más y te respondo que es posible. Para ser sincero, no te lo puedo asegurar al cien por cien pero esa es mi labor.
Hay una frase de Maider Tomasena que me encanta: «Si quieres que tus clientes te compren, primero te han de querer»
Yo iría más lejos. Si quieres «poner un copywriter en tu vida», como diría Javi Pastor, primero deberías enamorarlo, entusiasmarlo y después no podrás vivir sin sus textos.
Ha llegado el momento de las presentaciones. Soy Xavier y me dedico al copy. Si tienes la necesidad de generar contenidos de valor para tu web, tus anuncios, documentos de comunicación o textos para tus redes sociales y no sabes por dónde tirar, puedes contar conmigo.
Estaré esperándote en la nube. Sólo has de buscarme en Google y probablemente des conmigo. De todas formas, cuando hayas dado ese paso, igual te sorprende el resultado. Te redirigirá a una web con otro nombre. También soy yo, pero, en este caso, es el blog donde escribo a menudo, para evadirme.
Con el inicio del confinamiento, decidí retomar el hábito de escribir. Siempre me ha gustado. Pensé que sería un buen momento para sacar del cajón el bloc de notas y los Pilot. No me gusta escribir con boli.
Este bicho lo ha removido todo para siempre. Es hora de cambiar de estrategia. Aprovechemos esta nueva fase para potenciar nuestros negocios y proyectos en la plataforma digital.