¿Seguro que te han borrado?

Si te diste de baja hace días, ¿por qué siguen enviándote emails? ¿No será que, en verdad, estás en activo en las malditas redes sociales?

Su nombre es realmente muy propicio; redes porque te enredan y es muy difícil deshacerse de los nudos para librarte de ellos.

Cuando parece que lo has conseguido, cuando crees que vuelves a ser un humano libre, sin esa sensación de ahogo, de presión que ejercen las dichosas plataformas (te comunicaron vía email que en treinta días tu perfil se eliminaría completamente) te envían un correo, comentando que Pepito ha leído tu perfil o que tienes una nueva amistad esperándote con una copa de cava en la mano o cualquier otra majadería.

Están esperando a que caigas en la tentación y te dé por hacer clic en una de sus múltiples trampas disfrazadas de botones de colores, con suaves mensajes que no denotan peligro alguno, pero que permanecen al acecho para resetear el contador que activaron justo el día que apretabas el botón de autodestrucción.

Recuerda que si haces clic, tus días de espera y desespero por eliminar tu cuenta para siempre, desaparecerán de un soplo.

Su objetivo es que no te borres nunca.

Las redes sociales son como las drogas, pero sin salir a buscar a un camello. El animal entra en tu cabeza en el momento en que le pones agua y comida en la palma de tu mano.

Pero, ¿qué pasaría si no le dejas alimento en el recibidor de tu neocórtex? Estoy convencido de que esta opción la tienen prevista y buscarán otras alternativas para que vuelvas a caer en su red.

¡Aguanta muchacho! Falta poco para que se cumplan los treinta días de ayuno. No caigas en la tentación. Aguanta un poco más.

No te puedo decir si conseguirás que eliminen tu perfil, pero si no lo intentas, no lo sabrás nunca.

Confiemos.

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