Puesta a punto

Te compras una impresora láser doble cara con todos los recambios que puedas adquirir; fusor de transferencia, tambor de fusión, unidad de imagen, toners de todos los colores, papel de diferentes gramajes, etc. Has de calcular que no comprarás nada más en mucho tiempo. El cartucho de toner, por ejemplo, tiene un precio equivalente al barril de Brent y no te digo lo que cuesta el resto porque ambos tendríamos un disgusto tan grande que ni con un trago de orujo se nos pasaría.

Pasan quince años y no puedo decir que esté como nueva. Un repasillo no le iría nada mal. Abres el navegador y escribes: servicio técnico impresora Xerox color. Te envía a la casa oficial. Login/password. Pruebas el que te facilitaron hace un montón, cuando eras un VIP y tenías todo incluido. No sirve. Dicen que no hay nadie con ese login, que pruebe con la de María de los Milagros. Tampoco.

Pese a haber pagado puntualmente cada mes durante tres años, has pasado a ser un abandonao. No les voy a recriminar nada con quince años de agujero negro. Solo faltaría, pero, jolines, un detalle, una pista de por qué le pasa lo que le pasa no estaría nada mal. En fin, qué le vamos a hacer.

¡Ey! Tampoco nos vamos a cortar las venas con la casa oficial. Miramos empresas paralelas. Taller de confección… nada. Taller mecánico para cajas de música… nada. A ver, a ver…

Al rato encuentras uno que parece tener todas las de ganar, serviciotecnicoimpresoras.es. Google te avisa de que no es una web de fiar, pero te fias y entras. Más se perdió en la guerra de Cuba.

Rellenas un formulario bastante sencillo. Nombre, apellido, teléfono de contacto, email y una breve descripción de lo que le pasa a la muchacha (impresora). Envías. Aparece un mensaje muy mono: «En menos de 25 minutos, un asesor técnico se pondrá en contacto con usted». Cómo mola; en menos de 25 minutos, aunque no dice de qué día. Lo que me ha jodido es lo de usted.

Como diría mi madre: «¿Te han llamado a ti? Pues a mí tampoco».

¿Qué pena! Tenía buena tinta, digo pinta.

Tendremos que buscar otra alternativa. Debe haber tantas como gasolineras y más aún si se trata de Seur, que está por todas partes.

No hace mucho, alguien, no recuerdo quién, para variar, me dijo: —¡Coño!, ¿con Seur? Bufff. —¿Qué quiere decir bufff? —le pregunté—.

Pues eso, que dicen que pasarán a tal hora, estás en casa haciendo guardia, no vienen y encima te envían un mensaje comunicándote que al no estar en casa se han llevado el paquete… ¡Perdonaaa!

Trabajar de noche tiene algunos inconvenientes. Por ejemplo, puedes estar escribiendo un texto interesante sobre un taller de servicio técnico y de repente darte cuenta que estás escribiendo algo de Seur. ¿Qué pinta esta empresa de mensajería en mi relato?

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