Protección civil

Los equipos de Protección Civil, con mayúsculas las dos primeras letras, sirven, en teoría, para proteger a los civiles, con minúsculas. Supuestamente, no es al revés, por lo que pudo comprobar Lucas ayer en su trabajo.

Uno de los servicios que ha de realizar, a partir de la una y pico de la madrugada, es el de revisar que quince establecimientos de ocio cumplan con su parte. Es decir, que hagan los deberes. De no ser así, queda plasmado en una instantánea fantástica con la que, los responsables de los establecimientos, no pueden quejarse al no haber cumplido su parte del trato.

Bien. Volvamos con los de PC.

En un momento dado de la noche, dos tipos de aspecto sospechoso, estaban apoyados en el muro que separa la calle de la playa. Uno de ellos, como si se hubiese caído en ese momento de la parra, estaba frente al otro que parecía estar hablando por el móvil con no sé quién.

Detuvo a Lucas que ya estaba de vuelta. Había finalizado su jornada y se disponía a tocar el dos, antes de las dos.

—Disculpa, disculpa, por favor. ¿No van a cerrar aún la barrera, no? Se me quedó el vehículo semi enterrado en la playa y no lo puedo sacar.
Somos de Protección Civil. Veníamos haciendo un servicio y los que ahora necesitan ayuda somos nosotros.

Lucas le respondió lo mejor que pudo.

—No. Yo no me encargo de la barrera. Es más, hasta que mis compañeros no entren aquí más tarde, la barrera no se toca. ¿Y dices que tienes el vehículo enterrado en la arena? Pero, ¿qué os ha pasado?

La conversación la tenía con el «más espabilado», que ya es decir. El otro individuo, el que estaba a la izquierda del paseo, tenía toda la pinta de haber salido de permiso del hospital psiquiátrico de Boca Ratón, como mínimo. Lucas alucinaba por momentos. En una de las conversaciones surrealistas que mantenía con el «espabilao», le comentó que por qué no utilizaban la valla de plástico del ayuntamiento para hacer base, debajo de las ruedas y, de esta forma, sacar el vehículo de la arena.

El tipo le contestó que estaba demasiado «enterrao». Uno enterrao, el otro enterao y el segundo de a bordo, no se enteraba de nada.

Los compañeros que faenaban por la zona acudieron, también, al lugar de los hechos para echar una mano. Nada. No había forma de mover ese 4×4, de los gigantes, esos que gastan más gasolina de la que les caben en el depósito.

Tuvieron que avisar a los protegidos civiles para que ayudaran a Protección Civil a desenterrar el monstruo de la playa.

A las dos de la madrugada, Lucas habló con uno de los compañeros para interesarse por la situación.
—¿Cómo ha quedado el asunto? Preguntó.
—Ahí se quedaron con la policía y un cura.
—¿Un cura?, exclamó Lucas.
—Sí, sí. Porque ese trasto no lo saca ni dios y como que los curas tienen línea directa, pensaron que sería buena idea tenerlo cerca.

Protección civil

Un comentario en «Protección civil»

  1. Jajakaja q bueno. Se te ha olvidado el tic q tiene el listo q tan listo es q teniendo reductora se ha quedado tirado.

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