Ingredientes para una buena presentación

Si quieres fardar ante tus amigos, móntales una buena presentación con copa de cava incluida y se rendirán a tus pies o a los pies de rey. Dependerá de cuáles huelan mejor.

Este próximo sábado, si los astros del firmamento están alineados en la posición adecuada para todos sus pies, Lucas y sus secuaces, presentarán en La Betana, en primicia, su segundo libro en cooperación con su entrañable y no menos conocida ante las cámaras de Hollywood, su queridísima sobrina. Su alma, su musa, su faro en los días de niebla.

Casi todos los gadgets están a punto. Tenemos los carteles que llevará nuestro representante artístico al establecimiento que se ha prestado para tal exhibición literaria. Se trata de un Bistró en el centro de Mataró. Un lugar que irradia magia, encanto, savoir-faire, conducido por dos humanos exquisitos.

Nota: aunque no los hemos probado (lamido) creemos que están y son exquisitos. Así lo pudo comprobar a distancia nuestro druida Ernesto que, cuando no hace de lampista, se dedica a trabajar con las almas que pululan por el éter. Precisamente, éter sábado también etará por allí para echarnos un cable.

Lucas ya ha hecho varios paquetes con libros, punto de libro y de paso, punto de cruz por si alguien se aburre sobremanera. Esperemos que no sea así. De lo contrario, nuestro druida Ernesto, los meterá en el cesto y se los llevará lejos, muy lejos (como allí de lejos).

Tenemos el guión (-) que muy amablemente ha redactado un amigo de Gertrud, en exclusiva para la ocasión. No sé si conoces o te suena el nombre de la rosa. Así se llama el guionista fantástico, Dela. Por lo que le hemos pagado, no podíamos aspirar a nada mejor y como decía mi madre, menos da una piedra.

Están preparados los canapiés, el cava, los rotuladores azul, negro y rojo (para gustos sí hay colores) para firmar autógrafos in situ. Los posavasos, los carquinyolis, las neulas (unas amigas chinas de Elm), los esparadrapos, la cinta aislante que es más fardante, los gallifantes… Diría que lo llevamos todo en la mochila de Mandalorian que compró Lucas una mañana de julio cuando bajaba a la ciudad condal a hacer de las suyas.

—¿Cuánto cuesta esta mochila?
—No creo que le vaya bien. Es para críos.
—¡Ah!, ok. Voy a mirar por ahí. Ahora vuelvo.
—Me quedo esta; me encanta.
—¿Está usted seguro? Puede cambiarla si lo desea.
—No. Esta me chifla.
—¡Coño con la puta bolsa! Cincuenta pavos. ¿Qué tiene la mochila de marras?
—Ya se lo dije. Podía cambiarla, pero no me hizo caso. Está usted pagando los derechos de imagen de Mandalorian.

Anécdota aparte, ya lo tenemos todo listo. El sábado (dm)… [siempre me hizo gracia esta expresión], a las 17:00 saldremos de casa con los calzoncillos y los dientes limpios. Nunca se sabe si te puede dar un desmayo por ahí. Subiremos al metro del Maresme y nos dirigiremos con alegría y xerinola a seis paradas de aquí.

Solo faltas tú.

2 comentarios en “Ingredientes para una buena presentación”

    1. Pues estuve a punto de dejármelos en el bar de la gasolinera. Resulta que me puse a hablar con un tipo que colecciona muñecos de trapo y con la tontería se me fue el santo al cielo (de la boca).

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