Seguramente ya lo he comentado en diversas ocasiones pero lo volveré a escribir. Total, el que redacta soy yo y no tengo ni idea de quién está al otro lado de la pantalla.
Este julio pasado, me apunté a un curso (en la escuela le llaman proyecto digital) que consiste en descubrir, con todas las herramientas que nos ofrece, cuál queremos que sea nuestro proyecto profesional viable, para construirlo desde cero y hacerlo rodar en internet. Compañeros de la escuela con las ideas super claras, ya han monetizado por encima de los tres mil euros.
Se ha dado el caso de un alumno que ha superado los cien mil. Pero creo que la mayoría estamos por debajo de nada o casi nada. Entre ellos, yo.
Me gusta mucho escribir relatos cortos. De hecho, cuando empezó la cuaresma (así llamo al confinamiento), me puse a escribir como un poseído o poseso. Casi cada día subía a mi blog uno o dos relatos. Cuando vi los trainings de la END, en junio, se me abrió un abanico de posibilidades. Pensé en aprovechar la inercia de la escritura y combinarla con mi profesión de diseñador gráfico.
Nada más lejos de la realidad. A estas alturas sigo «perdut en la inmensa mar blava». El curso es super potente. Hay gente muy preparada, con muchas ganas y mucha ilusión. Podría considerar que yo también estoy en el grupo de gente entusiasmada. Solo hay un pequeño «pero». Estamos en noviembre. La primera fase del curso se acaba en enero y yo «sin vender una escoba».
La escuela propuso, al comienzo del curso, un reto: si facturábamos nuestros primeros mil euros antes de seis meses, tendríamos derecho a tutorías seis meses más. Yo no lo cumplo ni loco. Tampoco me preocupa mucho. Lo que sí me está perturbando (podríamos decir), es el paso inexorable del tiempo. No por el derecho a las tutorías, sino por la descapitalización. No está el horno para bollos.
Aún así, sigo «R que R» con la misma idea (la de copy) pero no estoy seguro si para el mismo nicho de mercado. Por cierto, estoy estudiando para ser copywriter (escritor de frases persuasivas), en teoría para terapeutas y coachs pero ahí radica mi perturbación. No lo tengo muy claro. Tampoco tengo claro si quiero especializarme en páginas de venta, anuncios en redes o redacción de textos para web.
No sé si voy por el buen camino. Ya veré cómo acaba todo esto.