Perder imperdibles

—¡Se puede ser más tonto! Si te la cogí con un imperdible era para que no la perdieras. —No hay manera; no sé lo que voy a hacer contigo.

Quizás te resuenen estas frases tan poderosas. Pertenecen al Manual de madres que les entregan en cuanto salen de la planta de partos del hospital. En la página 11, lo pone bien claro. Utensilios y acciones de utilidad para casos de emergencia. Estas, concretamente, están detalladas en el apartado 4.

  • Si no quieres que pierda el bocadillo de la merienda, es recomendable poner un imperdible en la mochila. Nota: siempre que se pueda, por la parte interior.
  • Cuando tu hijo o hija tenga una cierta edad, puedes darle un juego de llaves de casa. Para que no las pierda, utiliza un imperdible y colócalo en lugar visible.
  • Deberás sujetar los cuatro puntos de ajuste de los pañales* con imperdibles. De esta forma, no tendrás sorpresas desagradables. Para los críos movidos existen imperdibles con la punta cubierta con un capuchón de corcho, no sea que se vayan a pinchar. Los puedes adquirir en la misma farmacia donde compras habitualmente.
  • El dinero de la semana (a partir de los doce años), lo puedes coger con dos imperdibles. Uno, para unir los billetes o monedas y el otro, con la aguja hacia afuera, para que se pinche cada vez que quiera agarrar pasta. Así se acordará de lo difícil que es ganarse los dineros.
  • Para enganchar en la nevera las tareas que debería realizar antes de salir a jugar, puedes usar un imán y un imperdible. Es un utensilio de fácil colocación y no necesita recargarlo. Funciona con energía infinita.
  • Para los más despistados existen unos imperdibles de tamaño XXL que van muy bien para unir la cabeza al cuello. Más de una criatura ha salido a la calle sin cabeza.

He anotado las más ocurrentes, las que utilizaba mi madre con frecuencia. Recuerdo que todo lo enganchaba con imperdibles. Incluso metía por el mismo agujero de un imperdible de talla XXL, todos los que podía y colgaba en la puerta del armario, por la parte interior, como hacía con el bocadillo que me preparó todos los días de mi vida de escolar.

Hoy en día, que ya tengo una edad, siempre tengo uno a mano, para enganchar cualquier cosa de la que deba acordarme. Es como la alarma del móvil, pero en versión fácil.

Los papelitos de colores Post-it, que ya tienen unos añitos, aunque sirvan para apuntar ideas o recordatorios, no tienen el aguante de un buen imperdible. Eso sí, el colmo de la tontuna es perder imperdibles. ¡¡¡Eso ya es lo más!!!

Quién le iba a decir al Sr. Walter Hunt la gran cantidad de utilidades que le daría mi madre a uno de sus inventos.

*Antiguamente, los pañales no iban con velcro o cierres con cinta adhesiva como ahora. Por esta razón, las madres utilizaban los famosos imperdibles.

Perder imperdibles

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