Otro más al saco de los años gastados. Trescientos sesenta y cinco días más que han pasado volando para unos, más lentos para otros. Días regulares e irregulares. Unos que han compensado más que otros. Horas llenas de acción, diversión, aburrimiento, sorpresas, monotonía, desencanto.
Hoy toca cerrar el año y empezar otro lleno de incertidumbres. Días repletos de experiencias, de secretos, de alertas, de anotaciones en la agenda con tachaduras por cambios de fechas, de proyectos realizados y otros a medias. Incluso, más de uno sin haber salido de la caja metálica de galletas que usamos para guardar los proyectos anotados.
Meses que han pasado como un suspiro, en un instante. Otros a los que les ha costado pasar como si llevaran plomo en los zapatos.
Esta es la semana de los compromisos. Es el momento de las promesas personales, de los objetivos, de las metas que uno pretende cumplir. Frases como «a partir de este año voy a…», se escuchan en todos los hogares, en todas las familias. «Este año quiero…», «me comprometo a…».
¿Cuántas de esas frases de auto convencimiento se cumplirán? Cuando se cierre el próximo año, la caja metálica de galletas en la que guardamos los proyectos, ¿estará vacía o quedarán depositados en el fondo esos listados de cosas pendientes por hacer que no marcaste en la agenda? No lo sabrás hasta dentro de cincuenta y dos semanas.
Hoy es el segundo día. Tenemos mucho tiempo por delante para realizarlos, para ponerlos en práctica, para experimentar, para equivocarnos, para acertar, para no atrevernos a dar el paso, para darlo y estar convencidos de que nos la vamos a dar, para que todo salga bien y si no sale, al menos, que nos hayamos divertido en el camino.
Seguramente, más de uno ha tenido una iluminación divina y ha visto proyectado en la pared, como si se tratara de un Cinexin, su año de éxitos, premios, agradecimientos, felicitaciones. Otros, quizás, se plantean caminar despacito para disfrutar de las huellas que dejarán sus pies en el camino que, justo ahora, empezarán a marcar.
Personalmente, tengo entre manos proyectos atrevidos, alocados, que nacieron escasamente hace dos semanas. No me planteo hasta dónde me llevarán. No quiero pensar dónde encontraré el último escalón. Tan solo pretendo caminar despacito; disfrutar de ese momento sin más pretensiones que las que me regale esa nueva experiencia.
De momento, recogeré el listado de los proyectos que se quedaron a medias, los meteré en una bolsa y los guardaré en la maleta de piel que guardo debajo de la cama. En la caja metálica de galletas colocaré los nuevos que empezarán a tomar forma en breve.
Ahora te dejo. Voy a cortarme las uñas.
Ojalá te den mucha satisfacción esos proyectos! De momento el tuyo de la escritura a mi me tiene enganchada!