¿Otra más?

Una previa: te vas a encontrar más de una palabrota en el texto. Quiero que sepas que me importa una mierda.

Aún no nos hemos acostumbrado a la guerra de Siria, esa que parece que la mitad del mundo ha olvidado y que está a un tiro de piedra de nosotros y ya mismo nos han enchufado otra, también cercana. Solo nos separan 3.000 km de la frontera española.

¿El ser humano no aprenderá nunca?

Cuando digo el ser humano, no estoy metiendo en el mismo saco a todos los humanos. Es evidente que muchísimos de ellos quieren vivir en paz con sus vecinos, de edificio, de calle, de barrio, de ciudad, de provincia, de país…

Por desgracia, hay otro tipo de ser y no quiero adjuntarle el adjetivo de humano porque estoy convencido de que no lo es, que le apasiona, como decimos en Catalunya, fotre merder. Le encanta meterse en casa ajena sin pedir permiso. Arrasando todo lo que encuentra a su paso.

—Esto es mío por decreto divino. Y lo toman, normalmente por las malas.

Si solo tenemos una vida y estoy prácticamente convencido de que no nos vamos a llevar nada al otro lado, ¿por qué ese afán de quererlo todo, lo suyo y lo de los demás? ¿Por qué tanta avaricia?

Cuando estos mandatarios (que yo los mandaba directamente a tomar por culo) deciden coger (verbo de aquí) lo que se les pasa por los cojones (—ya te he avisado al principio—), da igual que se lleven vidas por delante. No les importa una mierda.

Que quieren garrapiñar el gas, el petróleo, los diamantes, las materias primas, etc… pues lo cogen y punto.

No sé si es fácil de interpretar, entender o no. Solo sé que este tipo de tipos, van a su puta bola y hacen lo que les da la real gana.

Se les avisa. Se les invita a la reflexión, pero no hacen ni caso.

Entran allí porque la tienen más grande.

¿Y?

¿Qué pasará cuando se lo hayan quedado todo?

¿También querrán lo del otro vecino que hasta ahora estaba la mar de feliz con sus cuatro cosillas?

¿Dónde está el límite de la avaricia?

¿Dónde está el límite de la paciencia?

No lo sé.

Recuerdo una frase que me impactó mucho hace tiempo:

«La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan».

Erich Hartman

No me quiero extender más.

¿Otra más?

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