En casa también tengo uno, aunque el clima interior no invita a la lectura como creo que puede pasar aquí. Temperatura ideal, buena iluminación y, si no fuera por las pruebas de sonido que está haciendo uno de mis compis de piso, estos son tres buenos ingredientes para una lectura relajada.
Tengo una amiga que en dos meses se ha leído más de veinte libros.
No sé si lo hizo en un orejero como en el que estoy sentado ahora, escribiendo, o lo hizo estirada en la cama.
El puntazo es que su ritmo de lectura me pareció una locura, comparándolo con mi ritmo.
Cada uno tiene su tempo, para la lectura, la meditación, para sentarse cómodamente en una silla o en un orejero.
El objetivo es disfrutar el máximo posible el lugar donde apoyemos el culo. Ya sea para leer, comer, observar, meditar, pensar, conversar.
Qué más da…
Ya sea en un orejero o sentado encima de una piedra, hay que disfrutar de nuestro tempo.