Siempre hay gente que no está de acuerdo con el sistema operativo. Quejas como ¿no podrían pasar en otro momento? No me dejan escuchar la telenovela. ¿Podrían hacer menos ruido, no? ¿Por qué no se callan de una vez? ¿Tanto les cuesta levantarlos sin montar ese escándalo? ¡El vidrio por la noche! ¿Pero es que se han vuelto locos o qué?
Estas y otras muchas frases nos vienen a la cabeza de repente. Podría escribir un montón más, pero ¿de qué serviría?, ¿para ponernos de mala leche? No vale la pena. Es mejor seguir adelante y hacer el menor caso posible.
El equipo procura hacer las cosas de la mejor manera. Optimizan el tiempo para hacer el menor ruido posible, pero con un camión a gasóleo es prácticamente imposible pasar de puntillas por los barrios a altas horas de la noche. Si hablan entre ellos, les llaman la atención. Si tosen, también. La cuestión es tocarles los huevos.
Qué triste. Podrían dedicarse a sus asuntos y dejar al trío trabajar con tranquilidad. Ya nos gustaría ver a esos que presumen de tener los oídos finos, ver cómo se comportan en la calle, cómo se dirigen a sus semejantes, cómo piden la tanda en la panadería, etc. ¿Lo hacen en voz baja o sobrepasan el límite permitido por el ministerio de industria y energía de las ondas sonoras?
No lo sé y si me lo permites, me importa un rábano. Allá cada uno con sus historias.
Cabrea bastante que te traten de escandaloso.
Ya se sabe que no todo el mundo está conspirando contra el equipo. Por suerte, una gran mayoría está francamente contenta con el servicio. Dicen que el ochenta por ciento, pero ¿qué pasa con el veinte restante? ¿Son los descontentos, los que no tienen nada mejor que hacer?
Se esconden entre bambalinas, con las luces apagadas del salón, fingiendo mirar la calle, pero en verdad les están grabando con el móvil, esperando el momento en que el trío cometa una torpeza. Entonces, sin ningún tipo de escrúpulo, colgarán al día siguiente el video en las redes, escribirán una nota negativa a la espera de que los que mandan, les den una colleja.
Si el trío fuese un equipo de malvados, se permitirían el lujo de no recoger nada en una semana. Solo una semana. Entonces, el veinte por ciento, esos de oídos finos, ¿pensarían lo mismo o les pedirían, por favor, que, aún haciendo ruido, les recogiesen sus desechos?
Tampoco lo sé, pero ganas de tocar los huevos, sí que tienen.
¡Qué hartura, por favor!
Cuando a lo largo de tu vida te das cuenta de que hay más culos que pollas, dentro de una educación que ya sale con los años sola, te la tendría que sudar queridísimo Lucas.
PD. Creo que mi educación no pasó de los ochenta. puakajajjjajakajajakakakakjajajaja.