¡No uno, dos!

Muchas más personas de las que te imaginas llevan encima dos móviles. ¡No uno, dos!

¿Utilizarán ambos para hablar? ¿No sería más interesante y menos pesado introducir las dos SIM en el mismo smartphone?

Existen móviles en el mercado que aceptan dos tarjetas en el mismo aparato. Este sistema permite llevar dos números de teléfono diferentes sin pecar en el peso. Para eso se diseñaron. Para eso o para que no te pille tu pareja. Aunque bien pensado, quizás sea mejor llevar dos.

Nunca se sabe.

Hoy en día, la tendencia más numerosa de humanos con móvil en mano, sigue siendo llevar uno. De todas formas, por las directrices existentes en el mundo, no me extrañaría que en breve no solo lleven dos, si no tres. Cada uno en su bolsillo y tercero en la mano.

Tenemos tan cargada la agenda con «eventos» importantísimos que no damos abasto con un solo número de móvil.

Vas paseando por la calle y te da por contabilizar a los humanos que de una forma u otra van con el móvil en la mano, hablando, escuchando música o haciéndose selfies. ¡Wow! Es impresionante. Diez por aquí, ocho por allá, etc.

¡Hostia!, un humano que no lleva. ¿Estará enfermo? ¿Será sordo?

Igual lo tiene desactivado. Pasea sin rumbo, tranquilo, contemplando el paisaje. La gente se lo mira como si fuese un bicho raro.

Estamos creando una sociedad de individualidades, tipos que no interactúan con el prójimo.

Si tienes la desfachatez de interrumpir la concentración de un humano que está sumergido en su mundo virtual, es probable de que responda, en caso de que sepa que estás ahí, con un bramido, onomatopeya o con una subida de cejas.

Evidentemente, no todo el mundo está en ese grupo de aislados, pero parece que la tendencia va por ahí.

Separados y aislados somos más vulnerables, más fácil de controlarnos.

Qué pena. Las reuniones en los bares, en el parque, paseando, se diluyen a marchas forzadas.

Observa, date una vuelta. No hace falta que concentres tu mirada, simplemente detente y verás cuántos humanos están absortos en sus mundos de pantalla.

¿A dónde iremos a parar?

¿Nos hemos vuelto adictos al móvil?

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