Es una pena que en el trabajo donde está contratado Lucas, más de una docena de compañeros, se lleven fatal. Envidias, celos, rencores, influencias, etc., hacen mella en los caracteres del personal.
Si lo miras apretando las pestañas, te da la sensación de encontrarte en el patio de un colegio de párvulos.
En un trabajo nada glamuroso, el personal debería hacer piña para soportar entre todos, las inclemencias del tiempo, las sociales, las personales o simplemente, las putadas de la noche. En cambio, más de uno, si pudiera, se tiraría a la yugular del compañero. Le arrancaría las vísceras y probablemente quedara para comer con su pareja sin haberse despeinado lo mínimo.
A Teófilo le quitaron, en sus propias narices, el caramelo que llevaba custodiando en el bolsillo, desde hacía meses, un caramelo que podría haber saboreado lentamente de no ser por los golosos que se interpusieron en su camino. Desde entonces, le ha cambiado el carácter. Procura no cruzarse con los matones del patio, no sea que, al final, se partan los morros.
Por un problema de territorios y necesidades del servicio, Ignacio no se habla con Juan. Se queja constantemente porque tiene que hacer lo suyo y lo de Juan. Dice que no hay derecho, que ya está bien. Creo que a Juan le importa un pimiento todo esto. Él piensa que mientras salga la faena, lo demás es indiferente.
Daniel y Manolo van haciendo. Rara vez protestan, pero todo se andará. Siempre pasan cosas.
Aplicando la lógica, las altas esferas decidieron que para asuntos de altercados personales, lo mejor era hacer varios grupos. Los tranquis, los respondones, los aventureros, los chulapas, los valientes, los gallinas, etc., y ¡que salga el sol por donde pueda!
Igual que en el trabajo, en la vida todo es competición. En la escalera de tu vecindario, en el garaje, en la autopista, en la cola del súper, en la universidad, para conquistar aquella muchacha. Da igual. Lo mires por donde lo mires, todo es pura competición.
Competición, celos, envidias, rencores, etc. Con lo fácil que sería vivir en harmonía, los humanos prefieren darse por el saco.
Un día visioné un corto muy aleccionador. Tan pronto encuentre el link, lo pondré aquí por si te apetece echarle un ojo. No hace falta dar más detalles sobre los comportamientos de los humanos, de tus humanos.
Que te vaya bien con la vecina del cuarto, esa que se pasa todo el día arrastrando los muebles como si no hubiera un mañana.