Ninfo

Las sandalias le hacían daño porque tenía la manía de comprárselas uno o dos números menos. Sabía que le rozaría en los tobillos, pero eso le producía cierto placer.

Es curiosa la manera que tienen los humanos cuando se trata de disfrutar de los placeres más ocultos. Para gustos, no hay disputas, como diría Joan Manel Serrat. Cada uno disfruta a su manera.

Mi amiga Ninfo es muy reservada. No hace alardes de su sistema de vida, de su forma de disfrutar al máximo su sexualidad. Le encanta jugar, reírse, caerse de la cama cuantas veces sea preciso o del sofá de la salita de espera.

Experimenta con todo lo que buenamente le llega a las manos; desde un juego de cartas hasta el juego de la Oca que «tiro porque me toca». Ojalá pudiera tocarla cuando tira, cuando dispara.

Ninfo es un nombre muy común en Japón. Lo aclaro por si te lo habías preguntado.

Hace mucho tiempo, Ninfo y Lucas, se pusieron a hablar de banalidades. A los pocos segundos se dieron cuenta de que tenían un nexo invisible. Se encontraban muy a gusto en sus conversaciones. Con el tiempo, los temas iban subiendo de tono, cantidad y calidad, pero siempre con un profundo respeto hacia el otro.

No se sabe exactamente quién es el confidente de quién. Eso no importa. Es lo que hay. La relación, podríamos decir, de amistad, se va consolidando poco a poco, con la calma. Entre frases picantes y otras más metafísicas. Entre humor negro y humor amarillo.

Hay reciprocidad. Equilibrio. Frescura.

Larga vida a las personas que se cruzan en tu camino, sobre todo, a las que te aportan energía positiva.

Ninfo

2 comentarios en «Ninfo»

  1. Larga vida, o mejor dicho… buena vida a «todos ellos» que se acercan y comparten nuestro camino y conectan como los protagonistas del relato.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll hacia arriba