Tres días de cursillo online para aprender los entresijos de un programa (plugin) que conecta una app ubicada en la nube con tu mundo interior. Con tus zonas erróneas, como diría Wayne W. Dyer.
De momento solo han transcurrido dos, pero ya he empezado a llenar el cubo.
Lo tendré preparado detrás de la cortina para que no lo vean los invitados que, de vez en cuando, aterrizan por casa.
Así me ahorro la pregunta y también la respuesta:
—¿Para qué tienes esa navaja enganchada con celo al palo de la fregona?
—¿Qué quieres que te responda?
La navaja está afilada desde la última vez que tuve otro de esos cursillos en los que, como te despistes dos minutos, te puedes encontrar con Wally en esos típicos cuadros llenos de gente. Es más fácil encontrarlo a él que saber por dónde ando yo.
He tenido la precaución de no llenar el cubo con agua caliente. Hubiera sido una pérdida de energía.
El próximo cursillo no es hasta el día 24. Así que, seguramente, se habría enfriado.
La fregona es Vileda. De todas las que he probado en mi vida, es la que más absorbe y seca a la vez. No deja pelos ni rastros en la cerámica, por llamarla de alguna forma.
Una vez me corté un dedo jugando tontamente con una navaja toledana que gané en un concurso de baile.
Habría que preguntarse qué relación tienen el tango con el premio de la navaja. ¿Sería para aniquilar a tus contrincantes o para llevarla encima por si te atracan esos que persiguen a bailadores callejeros viajeros?
La cuestión es que tengo el kit completo, preparado en un taburete alto que compré en los Encantes y que nunca supe qué utilidad darle, hasta ahora. Es discreto, estrecho y cuando ya no lo use, si sigo con vida, servirá para que mis gatos se encaramen y observen la calle.
Pueden pasarse horas mirando cómo pasa gente o animales por debajo de mi terraza, sin hacer absolutamente nada. Solo mirar.
Si todo va según lo previsto, el miércoles por la tarde puedo escribir el resumen del último cursillo o ya, si eso, buscáis el jueves por la mañana, en las páginas de sucesos, a ver si sale alguna noticia relacionada con una navaja, un cubo y una fregona, con agua y sangre.
Curiosamente, hace unos diez años, hice un curso de Photoshop, de Adobe Creative Cloud y no se me pasó por la cabeza la fregona. Esta última frase no viene a cuento, pero también cuenta.