No se trata de una talla de ropa, ni de un código secreto para abrir «vaya usted a saber qué».
Para los que estudiamos Primaria y EGB, ¿son muchos años o son pocos?
Dicen que la edad está en la mente y quien lo lamente lo consideraré un «viejuch@».
Cuando era pequeño, una persona de sesenta años me parecía un coetáneo de Matusalén. Ahora, soy yo el que tiene los sesenta y no me veo, ni me comparo, con aquellos a los que miraba con otros ojos. Esos a los que denominaban «viejos verdes», si miraban a una muchachita, unos cuantos años más jóvenes que los de la generación LX. O los que estaban más cerca del cementerio que del suelo.
Otro día investigaré por qué utilizaban el color verde para menospreciar a estos caballeros, y seguramente, caballeras (que haberlas háilas).
LX, sesenta o, simplemente, 60, no es más que un número en la mente de algunos. Es cierto que dependerá de lo que le haya castigado la vida, de los acontecimientos que haya vivido o simplemente sea una cuestión de actitud, como dice Goyo Jiménez.
La verdad es que los tiempos han cambiado. No sé si para mejor, pero no son iguales que hace cincuenta años.
Ahora, un humano de sesenta, según mi punto de vista, aún es joven para atreverse a hacer travesuras (no malinterpretes mis palabras).
En mi grupo, hay unos cuantos con más de sesenta que ya te gustaría hacer la mitad de lo que hacen mis humanos preferidos.
El pesimista diría que ha sobrepasado la mitad de lo que le queda y el optimista diría: —mira, un año más y por aquí estoy.
También es verdad que más de un@ (la arroba la pongo por lo de la inclusión, faltaría más), no llega a sobrepasar nada, porque ya nació mayor. No es mi caso, por suerte.
Cumplir años también es un buen entrenamiento para darte cuenta de lo que es importante y lo que no.
Es un buen momento para soltar lastre, ya que hay pesos que pesan y muy a pesar mío, es mejor pesar menos que llevar sobrepeso. Así, el camino se hará más liviano.
Puesto que se ha sobrepasado la mitad de la línea de vida, suponiendo que vivas cien años (esperemos que no, por diooosss), cuanto menos peso arrastremos, mucho mejor para el alma y para los huesos.
Eso sí, hazme caso, si quieres. Si tienes un pesar que te sobrepasa, dale tiempo y verás como, con el tiempo, pesa menos. Y si realmente ha sido mucho más pesado de lo que creías, tira el lastre que sobra y camina. Da igual qué dirección tomes; no te preocupes por el camino. Camina y ya está. Seguro que te encuentras con humanos de la talla LX que también van ligeros de equipaje.