Leer las notas

Su profesora le dijo hace tiempo que mientras aprende una partitura, debería cantar las notas y si por casualidad su entonación es una mierda, al menos leerlas.

Tampoco entona tan mal. Quizá el problema radica más en su timidez, pero sobre todo en la pereza de cantarlas a la vez que aprende la lección.

A veces, la localiza en youtube, la escucha e intenta recordar todos los detalles que ejecuta quien la interpreta.

No lo aplica siempre, pero cuando lo hace, el aprendizaje se acelera.

Tal vez es un truco muy usado por los grandes, pero a él le funciona bastante siempre que lo ponga en práctica, claro.

Algo que va a probar estos días es, a parte de escucharla, cantar las notas de la partitura sin poner ni un dedo en las teclas.

Pero, ¿estás seguro de que se ejecuta en la misma escala?

¡Ostras! En ese detalle no había caído. Igual la mía está en Fa M y la que ejecutan en Youtube la tocan en Re M.

—¿Entonces, qué vas a hacer al respecto?
—Buscarla en el tono de mi partitura.

Para dentro de tres semanas volveremos a quedar a través de Meet.

«Recuerda usar siempre el metrónomo». Esta frase se la repite cada 3×4 a ritmo de 6×8. ME TRÓ NO MO. «Te irá bien cuadrarte dentro del tiempo, si no, te perderás en la inmensidad del caos».

Más tarde, a eso de las ocho, agarrará su tablet, la pondrá en marcha y buscará en la carpeta donde guarda todas las partituras, las dos de Kuhlau que debe repasar, por un lado, y estudiar por el otro.

La primera es la Sonatina Opus 55, número 1 y la segunda se compone de tres sonatinas, Opus 20, número 1, en Do mayor. Con esta última tiene para rato.

No le preocupa. Mientras se lo pueda permitir tiene todo el tiempo del mundo.

Ahora toca el té de las seis.

Como casi siempre, está fuera de tiempo.

¿Será porque no usa metrónomo?