Te regala un libro porque quiere. Le caes bien.
Aunque sea de segunda mano, la intención es lo que cuenta.
Es verano y hace tanto calor que no te apetece invertir demasiado tiempo en su lectura.
De todas maneras, el título parece interesante.
Te quedas clavado en la página 10.
¡¡¡ Bufff !!! Se te hace cuesta arriba.
La tipografía es monstruosa. En los saltos de página no cuidan las viudas ni los huérfanos.
Dirías que la maquetación es bastante penosa, pero ¡qué más da!
Un mes y medio después, retomas el libro que habías abandonado en una estantería y buscas el punto en el que te quedaste.
¿Solo leíste diez páginas?
Hoy tenías que hacer un recado a cuarenta minutos en tren. Metes el libro en la mochila y decides volver a empezar. Ya no te acordabas de qué trataba.
Cada momento de la vida es diferente para realizar una tarea. A veces, todo se hace cuesta arriba. En cambio, en otras ocasiones parece que te quieras comer el mundo.
Empiezas de nuevo y, de repente, has llegado a tu destino sin haberte dado cuenta de ninguna parada.
¿Acaso el libro te ha hipnotizado? ¿Has sido abducido por la historia que cuenta?
De lo que estás totalmente seguro es que sus páginas te han atrapado. No puedes dejar de leerlo. Cada párrafo devorado te invita a seguir leyendo. No puedes parar. Es prácticamente imposible.
¿Cuál es la diferencia entre los primeros días y hoy? ¿Por qué la primera vez no te hizo gracia y sin embargo ahora no puedes dejar de leerlo?
El estado de ánimo activa muchas zonas del cerebro.
Tal vez, la parte en la que se encuentran las neuronas aprendices de todo lo que se menea, querían saber, leer, imaginar, etc, todo lo que venía en las primeras sesenta y nueve páginas que has leído de un tirón.
Por un rato, lo has aparcado en la mesilla. Tenías otras cosas que hacer.
Esta noche, si no tienes sueño, retomarás la lectura de ese libro tan apasionante que te regaló porque le caes bien.
Es totalmente cierto que un libro se regala a alguien por varias razones, quizás el regalado te caiga bien o porque te da la gana. Pero regalar un libro no es cosa menor, el acto conlleva alguna motivación relacionada con la estima y el aprecio. Porque un libro no se regala a cualquiera.