La máquina de fabricar días

¿Quién fue el tipo que inventó este tipo de artilugio que se dedica a fabricar días sin parar? ¿De vez en cuando, no podría hacer algún receso para ir a tomarse un refrigerio? De esta forma, no se acumularían tantos días en la cinta transportadora y podríamos disfrutar un poco más del momento.

¿Por qué nos pasa tan rápido el fin de semana, la semana e incluso los meses? ¿Acaso es por culpa del tipo que manipula la máquina de fabricar días?

Hace relativamente poco, estábamos comiendo el turrón de navidad y antes de que nos demos cuenta se acabará el mes de agosto. En seguida vendrá septiembre y en breve estaremos preparando, otra vez, las bandejas con las cuatro clases de turrón que sabemos perfectamente que le gustan a la yaya Eulalia.

A Lucas y a Biel la semana se les pasa en un abrir y cerrar de ojos. No les da tiempo de saborear un weekend que ya tienen el siguiente a las puertas.

No hace ni cuatro días que Lucas desembarcó en el aeropuerto de Estambul para tomar un microbús que le llevaría a la cueva en la que está instalado Jonas y ya lo tenemos por el pueblo otra vez, contando sus vivencias. Se lo pasó tan bien que no se dio cuenta del paso de los días.

Con Biel pasó algo parecido. Me comentaba hace unos días que, mientras estaba instalado en el refugio de Coll de Toro, en el valle de Arán, los días se le antojaban lentos, relajados, con mucha calma. Es como si el tiempo se hubiese detenido.

Eso sí, en cuanto volvió a su vida cotidiana, los días volaban.

De vez en cuando, se instala en el refugio para descansar de su ajetreada vida, pero sobre todo, de las presiones que recibe constantemente, de esos tipos que no quieren que saque a la luz la edad exacta de aquella agenda que su amigo Elm se encontró metida en una caja de cartón frente a la puerta de su casa.

Lucas, Biel y yo, mantenemos una comunicación casi a diario para explicarnos qué tal nos han ido las vacaciones, para el que las haya tenido o qué tal nos va la vida. Quedamos más o menos cada quince días. Lo primero que hacemos al vernos es repetir a la vez: «¿ya han pasado dos semanas?». No es posible. ¡Cómo pasa el maldito tiempo!

Biel está convencido de que hay un tipo que fabricó un artilugio que genera, en cascada, cantidad de días de cualquier índole. Las guarda en unos almacenes a temperatura ambiente y, en cuanto le dan la señal, las envía a través de UPS para que todos los humanos, sin excepción, consumamos, como si no hubiera un mañana, una cantidad ingente de días, semanas y meses, de una manera bastante irracional.

No te das cuenta y ya estás encerando los esquís para la siguiente temporada.

Lo malo de todo esto es que no acabaste de hacer tus cuatro últimas bajadas, que ya estás cosiendo la tela del parasol porque el último día de playa, hizo un viento huracanado y se te rasgó el lateral donde van cosidos los remaches.

Y así, un día tras otro, una semana tras otra y vuelta a empezar.

Queda poco más de un mes para que los chavales vuelvan al cole. Nos bombardearán con los anuncios de El Corte Inglés, de los libros Santillana y la publicidad subliminal para que compremos todo lo que falta para la temporada 24-25. Y así, hasta el infinito y más allá.

Me gustaría saber la ubicación en la que opera el tipo que manipula la máquina de fabricar días y secuestrarlo una temporada. A ver si de una vez conseguimos que todo vaya más despacio.

Esto es un sinvivir…

2 comentarios en “La máquina de fabricar días”

  1. Jajajaja, es tal cual que así.
    Se dice que la vida es eso que va pasando mientras nosotros hacemos otra cosa.
    Bien cierto és.

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