No te puedes entretener mucho.
El tiempo corre en tu contra.
El camión debe permanecer el menor tiempo posible en el mismo lugar. Los vehículos que están parados detrás, haciendo cola a la espera de tener un hueco para rebasarlo, tienen poca paciencia.
Entras y sales. Este bloque, aquella puerta de vivienda unifamiliar. Los coches aparcados en la calle no piensan en ti. Entre parachoques, a veces, no te caben las piernas.
En más de una ocasión te obligan a dar un rodeo para salir al encuentro del camión.
El tiempo apremia.
En la calle no hay demasiada iluminación.
Te detienes de golpe.
De tu boca salen disparados dos o tres docenas de improperios.
Es tarde, muy tarde.
Los improperios resuenan a cien metros a la redonda.
«Macaguntot» es una de las expresiones más finas.
Te has dado bien.
No puedes respirar durante unos segundos, pero tienes tiempo de seguir cagándote en su madre.
Te duele la rodilla.
La puta bola del remolque te hizo frenar en seco.
Frenar en seco con un golpe seco.
Sabías perfectamente que a la mañana siguiente amanecerías con un morado del quince.
Duele, pero eres fuerte y no le das importancia.
Rebobinando la situación, recuerdas las palabrotas, el golpe y la mirada de tu compañero.
«Tranquilo. Está todo controlado, pero mecagüentot».
Ayyyy!!! Siento una mezcla de dolor de rodilla por cuenta ajena y dolor de panza de reír por los improperios 😵😵😵😵🤣🤣🤣🤣🤣