Años atrás, cuando alguien llamaba a casa por teléfono, lo descolgabas y si no se había equivocado, que podía pasar, iniciabas una conversación distendida con esa persona, sin importarte en absoluto que te pudieran interrumpir con otra llamada.
A lo sumo, la persona que llamaba a la vez, podía pensar: —mira tú. Ya ha dejado mal colgado el teléfono—. Cosa bastante frecuente si se trataba de personas mayores.
¡Qué tiempos aquellos!
Hoy en día, nuestros móviles se han convertido en centralitas de recepción. Solo falta que cuando aparcas temporalmente una llamada, porque entra otra, suene esa música que desespera más que otra cosa, como sucede cuando llamas a alguna empresa y te dicen que todos sus agentes están ocupados en ese momento y te activan, en la mayoría de ocasiones, esa mierda de música.
¿Qué ha pasado? ¿Es que nos hemos convertido, sin quererlo, en un call center?
Parece ser que si no atiendes la segunda llamada, que está interrumpiendo de manera impertinente, tu primera llamada, eres un desconsiderado, un maleducado, etc. y te oyes frases como: —es que llevo llamándote toda la mañana y no me lo coges. O esta otra: —seguro que te estabas tocando los huevos y no has querido descolgar.
En ambos casos me hago una pregunta: el que llama y nota que comunicas, ¿no puede pensar por un momento que estás haciendo algo más importante que coger su llamada?
Si consigue hablar contigo y te cuenta eso de las veces que ha llamado, hay un listado fantástico que tiene el móvil. Te dice cuántas veces ha llamado fulano de tal. Muchas veces, y te lo digo por experiencia, solo ha sido una. Pero a estos tipos les encanta exagerar.
—Es que estoy llamándote toda la mañana y que si quieres arroz Catalina…
Ya. Seguro que sí.
Es cierto que, a veces, esa segunda llamada es mucho más importante que la primera y, gracias al invento de la llamada en espera, dejas a la primera aparcada durante unos quince años, para atender con gusto a la segunda.
De una forma cortés, le das las gracias por haberte salvado de un mega rollo que te estaba soltando la primera.
También te habrá pasado que…
—Espera. Tengo otra llamada. Un momento de nada…