Te encuentras en casa estupendamente relajado, con las zapatillas y el kit de los domingos. Sabes que, hasta que no se demuestre lo contrario, estás en paz. De repente, recibes un sms que no entiende de festivos. La primera reacción corporal es un sudor frío que no puedes controlar. Tu cuerpo se tensa de pies a cabeza. No sabes por qué. Hasta la fecha, no has hecho nada extraño.
Te imaginas que estás en el examen de selectividad. Te han hecho una pregunta que no contemplabas y tu cuerpo se comporta de igual manera.
Piensas: —Que yo sepa, no le debo nada a la seguridad social, a tráfico, al banco ni a haciendasomostodos. Sigues leyendo y en el encabezado del mensaje reza la archi famosa frase: Tiiene una notificación pendiente de la AEAT por leer.
La parte trasera de tu cuerpo genera una presión equivalente a seis atmósferas. Lo que vulgarmente decimos que tu culo hace una introspección.
Por suerte y por prescripción facultativa de mi cuñado, estoy en posesión de la ClavePin. La agonía no se extenderá más allá del domingo aunque, pensándolo mejor, ¿por qué estropear un día de relax?
La curiosidad puede más que la festividad. Abro mi panel de notificaciones. Leo. En la notificación pone: Existe una irregularidad en la declaración de la renta del 2019. Aparece en el rostro la primera mueca que, traducida en palabras, sería algo así como: peroquepollasdicen…
El lunes, sin falta, envías varios mensajes a la gestoría (como si con uno no bastara), a la espera de una respuesta inmediata. No te pones en sus zapatos. Crees que eres el único cliente y necesitas atención máxima. Ese día, la técnica en asuntos de la AEAT tiene fiesta. Vuelven a resurgir otra vez esas sensaciones corporales. Recuerdas la frase de haciendasomostodos: Tiene 10 días (con números para hacerlo más terrible) para entregar la documentación.
Sin respuesta, de momento, sigo a la espera.
Una situación tan desagradable, al recibir de esa maravillosa «haciendasomos todos» una notificación que nunca suele ser una felicitación…y el autor la describe con ese ingenio divertido con el que nos suele deleitar. Esperemos acabe satisfactoriamente en la segunda parte del relato.