Esta noche, a las 4 a.m., si no pasa nada, se acaba otra etapa de trabajo que Lucas empezó el 2 de enero de este año. Trabajar de noche es bastante cansado, pero agradecido. Dispones de una cantidad fija de dinero que te permite hacer otras cosas durante el día.
Lucas no sabe si es la edad, el calor o la falta de sueño, pero esta vez está más cansado que la etapa anterior. En octubre cumplió LX. Así que no lo tiene muy claro. Dicen que los años pesan. Yo, añadiría que también pesan los kilos, pero de esto último nadie quiere pronunciarse.
Hace unos meses se compró una bicicleta para entrenar casi todos los días y así, quitarse de encima unos diez kilos que son los que le sobran por haber cambiado de servicio. Antes se movía más y hacía mucha fuerza con la manguera de riego. Sesenta metros llenos de agua son un buen entrenamiento.
El cambio de servicio lo apollardó bastante. Pick-up para moverse de un lado a otro y levantamiento de peso muy de vez en cuando. Antes caminaba unos seis kilómetros, arrastrando unos ochenta kilos.
Esta noche se acaba otra fase. Ya no tendrá que irse a dormir de madrugada y podrá aprovechar mejor el día. Todo esto, por supuesto, si no hay sorpresas de última hora.
El trato con sus jefes y compañeros ha sido, como no, excelente. El calendario de fiestas se vio bastante alterado porque, aún teniendo algunos días de fiesta (las del calendario), en más de una ocasión, no las pudo hacer. —Somos una empresa de servicios—. Le decían sus superiores.
No hay otra. Y, por otra parte, bienvenida sea esta empresa de servicios. Aunque Lucas casi nunca hace planes de futuro, a partir de ya mismo, tendrá que valorar tempos y disponibilidad. Con LX no te contratan así como así. A ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
Uno no es adivino y, por lo tanto, no puede saber, a priori, qué le depara el futuro. De lo que sí está seguro es que será un futuro incierto, pero lleno de esperanza, como ha venido ocurriendo hasta ahora.
Como decía Alberto Cortez en una de sus canciones: «a partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida». En este caso, de la suya.