Escrito de esta manera, si lo buscas en internet, aparece una emisora de radio de Murcia, de un tal Jesús Sánchez Abellán. Ha llovido bastante desde que se inauguró, en 1939. En Murcia y en esa época, me da en la nariz que podría tratarse una emisora del régimen. Igual me equivoco y es todo lo contrario. De hecho, perteneciera o no al régimen, no tiene nada que ver este título con lo que viene a continuación.

No tengo remedio. Soy un aprendiz de surrealista. Ya me gustaría parecerme, aunque solo fuese en la punta de la uña a Faemino y Cansado.

Lucas

Esas fueron sus últimas palabras antes de colgar en la puerta de su laboratorio clandestino, el cartel de «Cerrado temporalmente por afonía severa».

Desde ayer, Lucas, me lo da todo escrito porque no puede pronunciar una sola palabra sin toser como un poseso. —Mira que te lo dije, pero no haces ni puñetero caso. La cuestión es llevarme la contraria, como siempre.

Al menos, en una cosa sí que me ha hecho caso. Se toma la temperatura cada cierto tiempo. Ayer, antes de marcharse al curro, su super termómetro digital, marcaba 37.4. Hoy, la cosa se ha complicado bastante, pero no puede hacer campana como en épocas pasadas cuando le dolía un huevo y no iba al colegio. Su presencia es de vital importancia. Es el que vigila que no se lleven las grapadoras de encima de la mesa. Últimamente, algún desaprensivo se llevó cuatro. Es un sin vivir.

Hace años, una amiga suya, llegó a estar a 41.2 de fiebre. Eso sí que era fiebre y no esta caca de 38.4. Eso era una casi infección en toda regla.

Pues como decía algunas líneas más arriba, si pudiéramos localizar las emisoras de radio que coinciden con los grados de fiebre de un humano, seguro que nos llevaríamos más de una sorpresa.

¿Por qué Lucas ha hecho esta comparación? No estoy muy seguro, pero algo tendrá que ver la fiebre con los delirios. A más temperatura, más surrealista se vuelve uno. Con esto no quiero decir que Dalí siempre estuviese enfermo, por lo del surrealismo, pero tampoco me extrañaría lo más mínimo.

Las grandes ideas surgen de mentes perturbadas o masturbadas. Depende del momento y del contexto en el que se encuentre esa mente.

No sé si la fiebre se puede contagiar; no sé si es la fiebre o los delirios los que se contagian. La cuestión es que un poco de las paranoias de Lucas se me han pegado.

Ahora debo dejarte. Es posible que, incluso, cierre el laboratorio de ideas surrealistas por unas horas. Ahora toca siesta, como hacíamos cuando éramos pequeños. A las 16:00 obligaban a hacer un rato de siesta y ya voy tarde. Son casi y media.

Cierro la parada.

38.4

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