No estoy muy seguro de si es ella o yo.
Tengo una silla de despacho que cuenta con elevador hidráulico para poner la altura ideal y así descansar mejor las piernas, el cuello y la columna vertebral.
No sé si los duendes que habitan en casa, por la noche se dedican a toquetearlo todo o qué, pero cada vez que me siento, tengo la sensación de que está más alta. También he pensado que igual no es la silla y son mis piernas. Tendré que hacer una marca en la pared y medirlas de vez en cuando. Quizás me lleve una sorpresa.
Incluso había pensado venderla en Wallapop (como si fuese tan fácil) y buscar una más nueva.
Ya verás como al final no será la silla.
En vez de buscar una pieza de mobiliario, igual he de invertir dinero y localizar unas piernas extensibles.
Creo que hay unos ejercicios para que te crezcan las cinco extremidades. Te cuelgas bocabajo de una barra empotrada en la pared (unas dominadas, por ejemplo) y te quedas colgado como un fuet durante un buen rato. A este proceso le veo un pequeño e insignificante inconveniente, sobre todo si vives solo. ¿Quién te ayuda a colgarte de los pies si la barra está a más de dos metros de altura y tú mides 176 cm? O eres Spiderman o muy ágil. Me decantaré por la tercera opción.
En breve, empezaremos un nuevo servicio en el que subes y bajas de un peldaño como tropecientas veces en una noche. A ver si de tanto up&down no solo me crecen las piernas sino también los brazos de estirarlos para pillar el asidero.
Ya te contaré la semana que viene o la otra.
Mientras, veré qué puedo hacer con las piernas cuando me deslice de la cama al suelo. No me vaya a quedar atascado entre dos plantas, -un ficus y un geranio- y la liemos.
Ya nos contarás! Estoy intrigada! Serán las piernas? La silla?
Mídete antes que seguro eres tu.