Siempre he querido saber dónde está Balde, para irme a vivir allí con los míos. Con mis animales, mis amigos y mi familia.
Una vez, un amigo, veterano de guerra, de la guerra santa que lleva lidiando muchos años, me dijo que en breve se iría a Balde. Y se marchó, y a su barco le llamó Libertad…
Hoy es el cumpleaños de una querida amiga por la que, si no te recreas demasiado en mirarla, en contarle las cuatro o cinco arruguillas que tiene por ahí, por ella no pasan los años.
Estoy intrigado si en algún momento de su larga trayectoria, ha estado instalada en Balde. Dicen que si vas unos días, rejuveneces de forma milagrosa por días de estancia o pernoctación, con la equivalencia de 1 a 9.7. Es decir, por cada día que permaneces en el balneario de Balde, te quitas de encima nueve meses y pico.
Pues eso ha debido de hacer porque cada vez está más sabrosa.
Y para muestra, un botón. En este caso, una foto. Bueno dos. La primera, de 2008 y la segunda, de 2021.


¡¡¡A qué tengo razón con eso de que estoy casi convencido de que se ha instalado en Balde en más de una ocasión!!!
Hay otra teoría que corre por ahí, en la que dicen que Balde es como ShangriLah. En esta ciudad perdida de los Himalaya, la gente vive chorrocientos años y sin tener en su rostro ni una puta arruga.
Pues eso.
Hoy, mi amiga, cumple LVI años y ni se ha despeinado.
Y que cumplas muchos más… En Balde o en cualquier otro lugar del mundo, incluso en ShangriLah.