Si para el verano del año 2300 tenías pensado hacer un crucero, un camino de ronda, ir a Disneyland París, de acampada o tal vez dedicarte a visitar museos con la familia, empieza a cambiar de planes.
Mi madre decía: las cosas, organizadas con antelación, a veces salen al revés de cómo pensabas.
Ni erbianbí, ni Erasmus, ni intercambio de parejas o de niños, ni siquiera de suegras.
No dilapides el dinero tontamente o, por el contrario, tira la casa por la ventana. Total, son dos días.
Este mensaje lo hago extensivo a everybody. Parece ser que, según… (siempre es según otros y no por nuestras propias conclusiones), pues, según la NASA, tenemos por ahí cerquita un pedrolo cuyo nombre se parece a un pez divertido, pero por desgracia, no lo es.
Ese pedrolo apodado «Bennu, el destructor de civilizaciones» tiene un tamaño superior al que acabó con los dinosaurios. Ahí lo dejo.
Leía hace unos días que la NASA lo lleva vigilando hace bastante tiempo; su trayectoria, su composición, su potencia destructiva, etc.
El apodo le viene como anillo al dedo, por lo que deduje del artículo. Equivalente a tropecientas mil bombas atómicas, tiene para destruir de un plumazo, a esta canica azul que está suspendida ahí arriba; esa canica en la que vivimos tú, yo, el, ella, nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, ellos y ellas. Mucha o poca gente que tal vez, en un futuro no muy lejano, se puedan trasladar de casa, pero no de casa con tochos y ventanas; de ese tipo de casa, no. Hablo de la casa planetaria. Es posible que dentro de 277 los seres humanos, es decir, los animalicos, los insectos y las plantas y, por ende, los otros… -va, por esta vez, les otorgaré el papel de umanos sin hache, para que no se acostumbren- tengan tiempo de tocar el dos de aquí e irse pallá.
Así que olvídate de lo que harás en el futuro y piensa lo que vas a hacer en breve. Por lo pronto, voy a hacer una sopa riquísima que me ha traído mi hermana. Dos trozos de queso fresco, un kiwi y tal vez, más tarde, un té moruno.
Mañana será otro día. Ya veremos qué se acontece.
Otro consejo de mi madre: no te olvides de cerrar el gas, no vaya a ser que tengas un disgusto.