Esta frase la llevo repitiendo toda la tarde como si de un mantra se tratara. «Donde caben dos, caben tres». Este mediodía me han pasado la foto de una gatita que, posiblemente, en breve se quedará huérfana de humano. En el mensaje de audio comentaban que el dueño de la gata no quería entregarla a una gatera o protectora porque le daba mucha pena. Quería que algún humano con corazón, la adoptara y le diera el cariño que se merece.
Yo cumplo con bastantes de los requisitos. Soy humano. Tengo un gran corazón para los coleminos, ya sean perros o gatos o cualquier animalico.
No hace muchos días, a través del whats y de la persona que, de vez en cuando, me envía fotos de algún animalico con poca suerte o falto de cariño, recibí la foto de un perrín con una carita de triste, pero pensé que con dos gatos en casa (ya sé que es una excusa porque mi hermana mayor tiene cinco gatos y dos perros), se me complicaba un poco la situación.
Total que, cuando he vuelto de mi caminata, he pensado que donde caben dos, caben tres. Y ya me ves llamando a la persona encargada de conseguir un hogar saludable para esta gatita. Más de treinta minutos hemos estado hablando de la suerte que tenemos algunos al compartir vivencias con peludos de cuatro patas.
Donde caben dos, caben tres.
Ya he hablado con mis gatos. Les he comentado que en breve tendrán una nueva amiga de juegos, si no se tuerce nada. Mientras no llega, seguiré con mis costumbres de humano.