Febrero de 2021. Quedan ocho meses y pico para hacer los sesenta. 1961-2021. Ben mirat, escrito así, parece aquella típica fecha que se pone en las lápidas. Os juro que no ha sido en absoluto mi intención, de momento. Aún me queda mucho tiempo para reirme… de mi mismo.
Este 2021 ha de ser, sí o sí, mi año. De hecho, cada año es mi año. Lo contrato más o menos, hacia la tercera semana de diciembre, casi siempre a última hora, como las suscripciones de Spotify, Amazon Prime o del gimnasio.
A los dos primeros les saco bastante partido. La suscripción del tercero hay que darle de comer aparte. No sabría decir cuánto tiempo hace que no voy a un gimnasio. Diría que unos catorce años aproximadamente. Desde entonces todo lo hago en casa o en la terraza. Pantalones largos, sudadera y camiseta en invierno, pantalones cortos, camiseta en verano y zapatillas deportivas y… a caminar rápido o a dar botes por ahí.
Por diooosss. Cuánto cuesta sacarse de encima doce kilos. Sería una buena idea. Un buen número. Aunque hay otro que me gusta más pero no viene al caso. Si lo consigo, me pesará menos el culo y también el alma.
Aunque no os lo creáis, el culo y el alma están muy vinculados. Lo que pasa es que ahora no toca disertar sobre este tema. Quizás para más adelante.
Quería hablar de los doce kilos que me he de sacar de la cabeza. Sí. Lo habéis entendido bien. Primero de la cabeza y cuando ésta lo haya asimilado, vendrá la segunda parte. Sacarme los doce kilos del cuerpo.
No tendré que aguantar la respiración cada vez que me pongo el mono de cuero. Visto de lejos parezco un bull català y visto de cerca, lo soy.
Si consigo sacarme de encima esos doce kilos, entonces, lo habré conseguido y podré descansar, pero no en paz.