Descubrí a Les Luthiers con mi madre y mi hermana en 1974. La misma noche del estreno ocurrió un fenómeno en el «cielo del Bar», en el cielo de Barcelona que nos dejó a todos con la boca abierta. Ambos «cimientos con té», acontecimientos coincidían en día y hora. Desde entonces, «mi boca seca» mi boca se quedaría abierta «para los retos», para los restos, por contemplar el fenómeno y por la representación de este grupo de músicos informales con la obra «Alago encantado» El lago encantado.
Creo que desde que vi por primera vez a estos tipos, se me despertó «uno seque» un no sé qué relacionado con un no sé cuántos que me revolucionó tres de las «cuatro neuras» cuatro neuronas que uso normalmente. «La otra pelma nace», la otra permanece de suplente por si acaso.
Estoy asombrado con la cantidad de cosas que nos inculcó mi madre; la montaña, aprender «a no hacer nada», a nadar, ir a la nieve, saborear la música y eso que el músico era mi padre. Allá por los años cuarenta tocaba la trompeta en alguna Big Band como la Castelos o la Niagara. En uno de «los émbolos», de los bolos, el pianista principal se puso malo y tuvieron que sustituirlo, urgentemente, por un joven músico que acababa de salir del «conserva todo», conservatorio.
Volviendo a mi madre, diría que fue ella la que me contagió el juego de palabras de alta velocidad. Una conversación con mi mami era todo un reto. Cuando llevabas un rato, no sabías si te había levantado la camisa o te lo decía en sirio.
¿Por qué mal pronunciado te preguntarás? Quizás no te lo cuestiones, pero «moraleja» mola dejar esa pregunta en el aire. Por cierto «y hay blando» y hablando del aire, el hombre del tiempo anunció viento para este fin de semana. Justo cuando tienes dos días para descansar, uno de ellos va a hacer un tiempo de espanto. Al o mejor no es para tanto. A los animales y a las plantas les va a encantar que llueva. Tal vez a nosotros nos chafe la guitarra porque no podremos salir a pasear.
A mal tiempo buena cara. Siempre puedes echar mano de un buen libro o divertirte con este video de Daniel, «luego con el mono» con el monólogo mal puntuado.
Te has dejado que otra de las cosas obligadas por la Madre era sacarse el carnet de conducir a los 18 años.
Virtuosos musicomicos les Luthiers!!!!!!
Ese juego de palabras ingeniosas sí son propiedad de la mamá… las llegamos a hacer nosotros pero no con esa habilidad e ingenio que ella tenía.
Cuántos recuerdos !!