Desvelado

Últimamente, de hecho desde que acabé el contrato en FCC, me ha cambiado el horario del sueño. Trabajaba de 22 a 04:30. No tengo ni idea de la razón de ese cambio pero me pueden dar las dos, tres o cuatro de la madrugada, que, como si fuese un fantasma trasnochador, pululo por la casa como alma en pena.

A esas horas, auriculares en mano, más concretamente, auriculares en orejas, puedo ver una, dos o tres pelis en Amazon Prime, como me pasó, también, ayer.

Dos bastante raras y la tercera, una clásica, podría decir, que la más rarita de cojones, por definición. El final de la cuenta atrás. Un viaje a través del espacio-tiempo. Bien mirado, quizás es una primera versión de Regreso al futuro, pero con un portaviones.

Películas en tiempo presente que viajan al pasado para cambiar, en teoría, la historia, han hecho un montón. Las que me vienen ahora mismo a la memoria son Regreso al futuro, Misión: salvar la tierra (Star Trek), La casa del lago, Terminator, Frequency. Hay un montón, por supuesto. En esta del Final de la cuenta atrás, el resumen es un tema de faldas. Un tipo millonario y excéntrico se enamora de una mujer y utiliza como taxi al pasado, un portaviones nuclear. Una sosada de nada.

Por supuesto, me dejaba una que me fascinó: Dejà Vu. Pero hay tantas que necesitaría el blog de notas de Google para enumerarlas todas.

Si fuesen posible estos viajes en el tiempo y si pudiera escoger el mío, me gustaría aparecer en octubre de 2019. No pido gran cosa. No digo de retroceder hasta 1990, año en que me casé con la persona equivocada o viajar hasta 1983, cuando me ofrecieron formar parte del equipo de producción de Jordi Edo, un realizador de televisión que me invitó a ir con él y su equipo a cubrir las noticias de no sé qué elecciones generales. ¿Dónde estaría yo en estos momentos? No lo sé. Lo que si que me hubiese gustado es, como he comentado antes, retroceder hasta octubre de 2019.

Conocí a una mujer que en el minuto uno, me cautivó para los restos. La velada solo duró una tarde. Encuentro, charla, comida, café, más charla, risas, complicidad y fin. Nunca más. Mi comportamiento en días posteriores fue bastante patético. Es por ese motivo y no otro, que desapareció del mapa. Nunca más.

En mi vida he cometido muchas incongruencias. Desde la perspectiva del tiempo, la que más ha marcado mi situación actual, fue haber conocido a esta mujer.Mi pensamiento incongruente hizo que desapareciese cualquier posibilidad de conocimiento.

Trece meses después, sigue apareciendo en mis sueños y despertares. Uno año y un mes más tarde, sigo desvelado.

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