Aunque es bastante difícil descansar la cabeza, esta semana pasada, Lucas lo intentó por todos los medios. En él, es complicado, ya que se pasa el día barruntando para sacarle punta a casi todo lo que ocurre a su alrededor.
Esta semana, que acaba hoy, ha estado de vacaciones. Se permitió el lujo de no escribir ni una sola línea. Tampoco tenía con qué hacerlo. Su rotulador de la suerte se rompió justo por donde sale la tinta, dejando seis o siete manchas en su libreta preferida; la que utiliza para plasmar las cuatro ideas que le surgen de repente y que para no olvidarse, las anota en las páginas color crema con líneas finas de 0.25 pt.
Esta semana se dio un pequeño respiro, pero seguía escribiéndose con su contacto del Alt Urgell para no perderse ni un solo detalle de los progresos que L iba haciendo. Tenían un proyecto muy importante entre manos y Lucas quería conocer todos los detalles.
Mensajes de whats arriba y abajo, preguntas y respuestas, cuestiones y dudas, se iban resolviendo poco a poco. En un momento, diría que esto ocurrió el jueves por la tarde, a Lucas le entró pánico escénico. De repente se sintió demasiado abrumado por lo que iba a ocurrir en breve y decidió, como ya ha ocurrido otras veces, cortar por lo sano, frenar en seco, bajarse del tren bala.
L le aconsejó que, llegados a este punto del proyecto, no debería tirarlo todo por la borda. Que se tomara la molestia de leer las veinte páginas del tratado y que después, si así lo decidía, entonces y solo entonces, si seguía sin tenerlo claro, abortase el proyecto, pero ¿por qué no darse una oportunidad?
Lucas respiró profundamente. Practicó Mindfulness durante diez minutos y finalmente, con un mensaje tan corto como pudo, le respondió «adelante».
La reunión con la representante de la firma tendría lugar en la capital de la comarca. A Lucas no le gusta llegar tarde, así que tomó el tren anterior para llegar a tiempo. Por desgracia, los transportes funcionan fatal y casi se retrasa.
Bajó del tren y puso la primera. Justo a la hora se encontraron en el punto seleccionado.
Una vez hechas las presentaciones, la reunión, esa en la que tantos días había pensado Lucas, fue de maravilla. Se entendieron a la perfección. Las palabras, las frases, los pensamientos en voz alta, surgían de ambos protagonistas con un ritmo perfecto. Como si estuvieran ejecutando una partitura de Ryūichi Sakamoto, las notas entraban en el tiempo exacto. Los silencios eran mágicos y la conversación se alargó mucho más de la cuenta.
Según mi humilde opinión, diría que la reunión fue espectacularmente exitosa.
Ambas partes decidieron que van a empezar un proyecto muy interesante que se irá consolidando con el tiempo, gracias al bagaje y experiencia de ambos.
Este lunes, L le pasará un test de calidad a Lucas para verificar y comprobar si los doce puntos que previamente habían comentado, se han cumplido. Mientras esperamos los resultados, os deseo un buen domingo.
Creo que la máquina de pensar está siempre en funcionamiento. No sé qué tipo de combustible utiliza, per diría que va con energía infinita. Así que no hay forma de desconectarla a no ser que estés muerto. Digo yo.
Se dice que la mayor parte de los problemas que imaginamos nunca sucederán.
Pero cómo parar de pensar?
Me encantaría tener un interruptor para dejar de pensar.
Hacer un stop.
Será por ser mujer? Porque dicen que los hombres guardan los pensamientos en cajas dentro de su mente y no vuelven a pensar en ello.
Será al final verdad que cuando les preguntas, en qué piensas? En nada. !!QUÉ SUERTE!!