No recuerdo con precisión mi sueño de esta noche pero los protagonistas son un vagón de tren, la vendedora de billetes, un pesado que me daba la matraca, una pareja muy simpática y un coche aparcado en doble fila.
Tenía que coger (tomar) el tren para volver a casa. Llego al mostrador y le pregunto a la taquillera por qué vía he de bajar. Me dice que por la 5.
Bajo las escaleras. Hay un montón de gente sentada en los escalones. Consigo subir al vagón y veo que hay, al fondo, un sitio. «No suelo sentarme casi nunca pero el viaje era largo».
Justo a mi derecha hay un grupo de jóvenes berreando (haciendo jaleo). Cambio de lugar y me voy al fondo. Es como una sala con una gran cristalera. Dejo mis cosas y mi carpeta azul encima de una repisa. Se parece a un mostrador. Miro por la ventana.
Cuando voy a coger la carpeta, un chico me dice: —esa es mía. Miro y compruebo que son casi idénticas. Nos ponemos a hablar. Me dice que es copy y que trabaja en una agencia.
Sigamos con el chico. Me enseña su trabajo sin parar de hablar. Sin quererlo (deformación profesional), le corrijo algunas frases. —Yo lo diría así. Le comento.
En otro momento del sueño, me encuentro con el chico en su trabajo. Es una agencia. Al menos lo parece. Un tanto peculiar. Poca luz. Un poco desangelada. El chaval es un pesado. No me deja hablar. Intento rebatirle un presupuesto. Decido largarme de allí. Me estaba agobiando.
«Dentro del sueño, tengo un dejà vu». Recuerdo que horas antes salía de un edificio alto, en el centro. De ahí, me iba a la estación del tren.
Dejà vu…
Vuelvo a estar en la estación. No veo a la taquillera. Su puesto está vacío. Pienso que no llegaré a tiempo para tomar el tren. De repente la veo encaminarse a prisa hacia la taquilla. Venía del lavabo. Le digo: —aquí otra vez (la verdad no sé si realmente ya había estado allí). Me comenta que me sirve el mismo billete que antes. Me corrobora que sí había estado antes.
En el rato que estoy hablando con la taquillera llega una pareja. Él es muy alto. Nos miramos. Nos conocemos de algo pero no sé de qué. Hablamos un rato. Su pareja es encantadora.
Nos dirigimos hacia los andenes. Seguimos conversando. Le digo que mi billete se ha derretido entre mis dedos. Me comenta que ya no los hacen como antes, cuando eran de cartón.
Me he despertado…
Hola, curioso el sueño, no sé mucho de interpretación, aunque a mí me sugiere como un viaje al interior donde las cosas no son tan físicas 😉
Un abrazo
Buenas noches Antonio,
De hecho, estoy estudiando y trabajando con terapeutas y quizás empiezan a despertarse zonas internas que quieren comunicarse con mi yo exterior.
Gracias por tus palabras.
Me encantan dos cosas de tu sueño.
1. Que la taquillera te confirmara con su comentario que efectivamente ya habías estado allí antes. Es como un «intuyes que has estado allí y tu intuición no te engaña».
2. El billete que se derrite en tu mano y el comentario de «ya no los hacen como los de antes, cuando eran de cartón».
Me viene a la cabeza en qué mundo o futuro estabas durante el sueño, en el que los billetes eran tan biodegradables, que se desintegraban o derretían.