No es lo mismo de presión que depresión. Puedes pedir una cerveza de presión y tener depresión. Aunque solo sea depresión posvacacional, como me está pasando desde hace tres o cuatro días. Pensaba que esta sensación no me afectaría lo más mínimo, pero me equivoqué. Tantos días haciendo o deshaciendo lo que me venía en gana; levantándome a una hora prudente, pero respetando, por ley, la siesta; entrando y saliendo a cualquier hora; playa por la mañana o por la tarde, tanto daba. Bicicleta. Una salida improvisada en moto para ir a ningún sitio en concreto. Comer con los míos cualquier día, sin celebrar nada en especial o comer con este o con el otro. Qué más daba.
Llevo dos o tres días con dolor de cabeza. Ese dolor que dejó de aparecer al día siguiente de tomar el descanso vacacional. Dentro de veinticinco horas, todo volverá a la normalidad. Las vacaciones no tienen nada de normal y eso que no he salido de viaje, ni siquiera a Madrid. El ritmo y el horario son diferentes. En el trabajo, hay otros ritmos. La noche me conmueve. Tardaré, seguramente, una semana en adaptarme a la nocturnidad, que es lo habitual si trabajas a esas horas.
El jet lag no desapareció en las vacaciones. Seguía latente; en segundo plano, pero sin alejarse mucho de los alrededores. En breve, los horarios nocturnos volverán a programar mi existencia hasta la próxima vez que pueda disponer de más tiempo.
Seguirán los entrenos en bicicleta, pero se tendrán que trasladar a otra franja horaria. El resto de chanchullos en los que estoy metido, ocuparán su lugar como ha sido siempre. Trabajos diurnos, reuniones, comidas, senderismo, etc., pasarán a otro horario. Es lo que hay.
Mañana, de ocho de la tarde a dos de la madrugada, volveré a dar vueltas como un hámster por las calles de la ciudad. Espero que la presión de los neumáticos no entren en depresión y que mi depresión se diluya como un azucarillo en el café. Mañana todo se andará, como decía uno del que no recuerdo el nombre ni la nacionalidad. Aunque eso es irrelevante en este momento.
Eso sí, son las primeras vacaciones remuneradas desde hace más de treinta años. Nunca es tarde si la presión está a 2.5