Treinta y un años nos separan del eslogan que creó Nokia en 1992. Por aquel entonces, quién le iba a decir a la empresa finesa o finlandesa que hoy en día las personas no pueden vivir sin estar conectados, a diario, en cualquier lugar y momento, con sus conocidos, familia, amigos, negocios, enemigos, ligues, banqueros, la policía, tu camello, tu jefe, etc.
Para muestra, un botón.
Lucas inició ayer un experimento social. En un periodo breve de tiempo (dos horas), contó los humanos que se encontraba por el camino, que estuvieran hablando por teléfono (móvil). Descartó a los que escuchaban música, escribían mensajes o hablaban con el «manos libres» conduciendo.
En esas dos horas contabilizó a setenta personas. Eso quiere decir que si hubiese estado atento durante las seis horas que dura su trabajo, tal vez habría contado -humano arriba, humano abajo-, unas doscientas diez personas que no pueden vivir sin hablar con quién sea.
¿Quién o qué ha creado esa necesidad imperiosa que te incita a hablar con tus semejantes mientras caminas, compras, conduces, te duchas, corres, paseas, practicas deporte, estás en el váter, etc.?
Lo inmediato se ha convertido en imprescindible. Si no consigues hablar con Pepito o Pepita, se te comen los nervios. Pensamientos como: no me coge el teléfono, no quiere saber nada de mí, seguro que no descuelga porque me debe pasta, se ha cortado la llamada y ahora no descuelga, etc., transitan por tus neuronas.
Si no te responde a la primera, marcas unas veinte veces más. Igual es que se quedó sordo/a de repente, o sin cobertura. ¡Por diosss! Quedarse sin cobertura es como tener un gatillazo.
La cobertura se ha labrado una posición muy alta en esta sociedad. Si no tienes cobertura, has muerto.
¿No podemos esperar ni un segundo para hablar con el humano del otro lado… iba a decir del otro lado del cable o del hilo, como se decía vulgarmente hace años?
Sal a la calle. Agarra una libreta y un utensilio para escribir: bolígrafo, pluma, rotulador, lápiz, pinta labios, lo que quieras y siéntate cómodamente en cualquier lugar, en una plaza, a la salida del metro, en un parque, etc. Donde te encuentres más a gusto. Márcate un tope de dos horas, como máximo, y, si quieres ser más pureta, haz dos columnas: hombres / mujeres. Si eres muy friki, divide la cuartilla en más columnas: edad, país, etc. Lo que te venga en gana.
Contabiliza la cantidad de humanos que hablan por teléfono y después me envías un email. También puedes llamarme, si para ti es una necesidad imperiosa. Mientras tanto, seguiré haciendo experimentos sociales sobre cualquier temática.
Control absoluto de todos, con todos y para todos !!
Y luego hablan de las vacunas