Ficha técnica:
- Varón.
- Un metro setenta y seis de altura.
- 82 kilos de peso y bajando.
- Sesenta y uno para sesenta y dos, si no pasa nada.
- Sale en bici de montaña en días alternos.
- En el 2011 le diagnosticaron una trombosis pulmonar. Tira a base de sintron.
- En el 2017 se le reprodujo el trombo. Y otra vez en el 2021.
- En otoño de 2022 le hablaron de un signo del zodiaco, libra o géminis, ahora no recuerda cuál le comentó el médico.
- Duerme unas cinco horas al día y quizás se echa una siesta de vez en cuando.
- Los jueves de invierno duerme solo tres horas. No se lo digas a nadie. Se va a esquiar con sus compis.
El año pasado se compró una bicicleta de montaña, con frenos de disco. ¡Wala! De vez en cuando salía con su colega por ahí. Desde hace un tiempo va solo «pels puestus».
Circula por las mismas rutas por si acaso le pasara alguna cosa. Al menos sus familiares sabrían por dónde está.
¡Qué sí, coño! Que lleva el móvil encima y además cargado a tope de batería.
No tiene prisa. No ha de competir con nadie. Se sube a la bici y su único objetivo es parar lo menos posible. Antes se apeaba para respirar profundamente. Ahora también respira, pero ya no se baja. Todo lo hace subido en su flamante mountain bike.
Frecuenta dos rutas según el cansancio que arrastre. La primera, entre ir y volver, son unos 18 km y la segunda, más corta, de unos 14 km. En ambos casos, las cuestas cuestan.
No se cruza con muchos ciclistas de montaña, pero cuando lo hace, tiene la costumbre de comprobar si es de tracción animal como la suya o eléctrica. Si ve que es la segunda montura, le sale de dentro del alma una frase muy corta con dos palabras iguales: «cobarde, cobarde». Se ríen o sonríen por compromiso. Intercambian tres palabras y siguen su camino.
El varón en cuestión (no pongamos nombres por preservar el anonimato) está contento. Hasta no hace mucho, cuando se encontraba en una situación complicada, se bajaba de la bici y ese trozo lo hacía andando, por si las moscas. Ha de vigilar con los cortes por lo del Sintron.
De un tiempo a esta parte, valora el terreno, pero sin desmontarse de la bici. Se siente un trialero de secano, feliz como una perdiz. Frases internas como «¡venga, tú puedes!» o «¡va, tres curvas y ya estás!», le motivan a seguir adelante. Es una cuestión mental, le repetía siempre su pareja. La mente tiene la fuerza para seguir.
¡Unos cojones! Cuando el músculo pincha, pincha. Has de parar a reponerte, sí o sí.
En un rato se preparará para hacer su ruta de mediodía. Por la hora que es, hará la corta. Incluso, una más corta si cabe. En 12 km la tendrá liquidada. Menos da una piedra, sobretodo, las que se encuentra por esos caminos…
Ayyy que a este de la bici lo conozco… 🙂
Em tens ben enganxada als teus escrits…… són teràpia!🌹