Definitivamente, el mundo es un pañuelo

¿Qué coincidencias pueden existir entre dos personas que se saludan cada noche, pero no han intercambiado más de dos frases y sobre todo, no se conocen?

Como ya sabes, el trabajo de Lucas consiste en dar vueltas y vueltas, realizando un recorrido más o menos establecido, con alguna improvisación extra que hace su jornada un poco más divertida.

Puede empezar por delante o por detrás, pero siempre se detiene en el mismo punto para verificar que todo está en orden. Saluda a la castañera y sigue su ruta. A veces, ella le obsequia con una papelina de castañas recién sacadas de las brasas.

—No hace falta que me des nada. Lo hago con mucho gusto.

Ella insiste.

Este miércoles le informaba que, en breve, ya no pasaría por ahí; como en el ejército, lo destinaban a otro servicio.

—No te preocupes. Gracias por avisarme, pero el 25 ya no estaremos, probablemente.
—¿Y ahora qué vais a hacer? —le preguntó Lucas así, sin anestesia—.
—Volvernos a Granada.
—¿A Granada? —repitió Lucas con cara de curiosidad—. En Granada tengo familia. No exactamente en Granada; en un pueblo cercano.
—¿Dónde? —preguntó Inma [hasta entonces no sabía su nombre].
—En Maracena.
—¡No me jodas! —dijo con ese salero típico de los andaluces—. Yo soy de Maracena.

Justo en ese instante a Lucas se le insinuó una sonrisa que le ocupaba media cara. Parece mentira como son las cosas de la vida. Si él no fuese tan atrevido para hablar con otros seres humanos, no hubiera sabido nunca que Inma, la castañera, era de Maracena, como sus primos.

—Inma, el mundo es un pañuelo.
—Y tanto. Y, ¿dónde viven tus primos? Igual los conozco.
—En la calle Alondra.
—¡No me jodas! —volvió a repetir con el cigarrillo entre los dedos de la mano derecha. Parecía la escena de una película de Almodóvar—. Son unas casas pareadas que están a dos calles de mi casa.

Es para mear y no echar gota.

Al día siguiente, Lucas le explicó a su prima esta historia tan inverosímil; le envió una foto de Inma y Olga dijo que le sonaba mucho su cara. Atando cabos, le preguntó si había estado en tal grupo. —Pregúntale, pregúntale. —Le insistió.

Ayer, cuando se detuvo frente a la parada de las castañas, le pasó toda la información de su prima. Resulta que no solo son vecinas. Tienen un mismo amigo en común. El hijo de Inma iba al mismo colegio que los hijos de Olga y, para más casualidad, la hija de este amigo es íntima de ambas mujeres.

¿Es o no un pañuelo este mundo en el que nos ha tocado vivir?

Gracias al atrevimiento de Lucas haciendo preguntas a los humanos y a la «pañuelidad» del cosmos, se ha encontrado en una población con más de ciento cincuenta mil almas, a una que no siendo vecina de la ciudad, tiene una relación estrecha con su querida prima de Maracena.

¿Seguimos con las casualidades?

Será otro día. Ahora he de preparar la comida para este tipo y para mí.

2 comentarios en “Definitivamente, el mundo es un pañuelo”

  1. Montserrat Aluart

    Definitivamente el mundo es un pañuelo, a veces lleno de mocos. Recuerdo a mi prima decirme en el tren que dos personas hablaban de una boda. Escuchando sin querer, ella había asistido a esa boda. Increíble, pero cierto. Así que las veces que mi tía estaba ingresada en el hospital, comentaba lo mínimo con la compañera de habitación, nunca se sabe. Mejor siempre escuchar y también hablar positivamente. Nunca se sabeeeee.

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