A veces, hay que trampear un poco para añadir algo que, verdaderamente, no acaba de encajar en aquel lugar. Por ejemplo, en el catálogo de las capicúas, meter palabras, frases o números que no son exactamente capicúas. De todas formas, se prueba; total, no le hacemos daño a nadie.
22 / 7 / 22. En verdad, no se escribe así. Es veintidós de julio de dos mil veintidós. Es decir, 22 / 7 / 2022. Por lo tanto, se parece a una capicúa como un huevo, a una castaña. Si nos damos cancha, podemos hacer lo que nos dé la gana y escribirlo de otra forma: 22 / 7 / 22. Una capicúa com una casa de pagès. En otras ocasiones, cuando escribes una frase al revés, suena a algo parecido al Klingon: —¿Quieres más té? ¿Etsam sereiuq?
Así pues, hoy es capicúa, porque lo digo yo y no se hable más. Que pertenezcan a esta categoría hay tropecientas mil. Detectarlas y escribir sobre ellas es otra cosa. Para todo lo demás, Mastercard.
Vale.
Es una frase muy sobada y últimamente la veo en un montón de ubicaciones, conversaciones, anuncios, párrafos.«Esto y aquello, bla, bla, bla… y para todo lo demás Mastercard». De una forma muy gráfica y de fácil comprensión, se entiende perfectamente y si no se entiende, don’t worry. Otra expresión sobadamente usada.
Utilizamos repeticiones de números, palabras que se escriben igual del derecho que del revés, incluso frases a las que les ocurre lo mismo, para rellenar la quiniela, la euro millón, juegos de azar o para ligar. Sí, sí, para ligar. Los humanos utilizan capicúas. Por cierto, y como curiosidad, la palabra capicúa proviene del catalán: cap i cua. Cabeza y cola.
Las frases que son como una capicúa gigante, se denominan Palíndromos. Qué palabra más fea. Suena a algo que te van a introducir por el recto proceder. «—Señor Gómez, respire profundamente. No se ponga nervioso. Le vamos a introducir un palíndromo por la puerta de atrás para comprobar que no se haya tragado, sin querer, media docena de capicúas. Últimamente, lo veo a usted muy saleroso y diría que es consecuencia de una ingesta masiva de capicúas. Al menos, eso indican los resultados de la analítica del miércoles pasado.»
No traces en ese cartón. Extraído de una web que he encontrado por ahí, mientras navegaba. Toma nota: Estandarte.com.
Por lo demás (samed ol rop), seguiré investigando por ahí, en la búsqueda de la capicúa más extraña o el palíndromo más inverosímil.
P.D.: posdata. Justo en este instante, mis dos gatos se han capiculado de forma que parecen el símbolo del infinito.