Hacía algunas semanas que no tenía noticias de Lucas. No sabía si era por lo de la bronca del bar o simplemente desapareció sin más como hace de vez en cuando. Prefiere volverse invisible por unos días para poner en orden sus ideas.
Una vez aclarado que no tenía nada que ver conmigo, nos pusimos a platicar como si hiciera un día desde la última vez.
Me estuvo explicando sus aventuras en la Capadocia. En concreto, de los días siete al diez.
Llevo muchos años escuchando historias; ya he perdido la cuenta, pero la que me contó Lucas el miércoles, no sabría qué nombre ponerle: esotérica, mística, extraterrestre -y no por los marcianos-, un fake, real… No la sabría catalogar. Solo sé que le ocurrió a mi amigo Lucas, contado con sus propias palabras y gesticulando como de costumbre. Solo puedo decirte que, te la creas o no, la contó mi amigo y yo confío en él.
Escúchame con las dos orejas porque lo que te voy a contar no tiene desperdicio alguno.
Un momento, que me llaman por el interfono…
Cada vez está más intrigante, impaciente para volver a leer otro capítulo. 😬