La bandeja de canelones y la lata de cerveza

El martes pasado me volvieron a contratar en la empresa de Fomento de Construcciones y Contratas, o lo que es lo mismo FCC.

Digo me volvieron porque ya estuve trabajando para ellos en dos periodos de la historia pasada.

Parece ser que el turno se denomina 6/2. Seis días de trabajos nocturnos y dos días de fiesta. Y así, hasta el infinito y más allá o hasta que se acabe el contrato.

Hasta aquí, todo parece normal y más viniendo de mí.

Esta madrugada, he llegado a casa a las 05:00. Recojo los bártulos. Cuelgo lo que se ha de colgar y envío a la cesta de la ropa sucia el resto de indumentaria.

Un poco de leche antes de acostarme y «mañana será otro día».

De hecho, debería corregir la frase y escribir: «hoy será otro día».

Sabiendo que tengo «dos días y medio» por delante para hacer cualquier cosa menos barrer o recoger papeleras, me levanto, como siempre, eso , pronto. Pronto significa que, si me he acostado a las 05:40, he puesto los pies en el suelo, por el lado izquierdo de la cama, a las 10:30 h.

¡Wala! Tengo dos días y medio de fiesta. Dos días y medio sin ponerme esos zapatones de «seguridad» que son muy inseguros para caminar. Te cargan los gemelos y los tibiales, de mala manera. Pero es lo que hay.

Del resto de la indumentaria, sin comentarios.

Tazón de café americano con dos chorritos de leche y seis galletas.

Antes, hace mucho tiempo, en vez de seis, podían ser veinte.

Abro el ordenata. Consulto el trabajo que tengo entre manos.

¡Caray! Solo tengo por hacer cosas mías.

Me pongo a currar un rato.

Hablo con mi amigo para planear la salida de maaañaaanaaa.

Son las 13:30 h. —¿Qué porras comeré hoy?

Tenía que ir al súper a comprar cuatro cosillas.

¡Vale! ¡Ya lo tengo!

Me apetece canelones de carne. Hace una eternidad que no como. Y una cervecita.

Si acabas de venir del súper y no tienes cerveza fría, vi un truco que lo he puesto en práctica cientos de veces y es la caña.

Cachis. Soy una avispa. Caña, cerveza. Pero que liiisssto que soy.

Pasos a seguir para enfriar muy rápido una cerveza.

Material: una cerveza (la que has comprado, claro), papel de cocina y agua.

Se coge o agarra (depende del país), la cerveza.
Se moja con agua del grifo.
Se coge o agarra (ddp), el papel de cocina y sin que se rompa, lo mojas con agua.
Coges o agarras la lata mojada y la envuelves con el papel de cocina que está pingando.
Lo metes en el congelador e intentas, por todos los medios, acordarte en unos diez minutos, de que habías metido una cerveza en el congelador.

Cuando la sacas (la cerveza) está más fría que en un bar.

Como que no tengo microondas porque no me gustan, pongo a calentar una sartén, esa que tienes para calentar cosas extrañas.

Al abrir una bandeja de tres canelones de carne, con su bechamel y su queso espolvoreado por encima, ¿QUÉ POSIBILIDAD TIENES DE EQUIVOCARTE al cortarlos para comerte SOLO DOS?

Existen numerosas teorías que están directamente vinculadas con el grado de «despierte» o «empanada» que tenga el humano o la humana, para equivocarse, cuando quiere sacar dos canelones de la bandeja de plata, para calentarlos en la sartén que sirve para calentar cosas extrañas.

Hoy, estaba en grupo de los «empanada».

Si en una bandeja de tres canelones, van tres canelones, supuestamente, a lo largo de la bandeja, ¿por qué he hecho tres partes, bien calculadas, por el ancho de la bandeja?

Tenía dos posibilidades y he escogido la que, en la mayoría de los hogares es, sin lugar a dudas, la incorrecta.

Una vez puestos los dos aglomerados de canelones en la sartén que sirve para calentar cosas extrañas, me he dado cuenta de que los he cortado mal.

Es igual. Tampoco estaba en un concurso de MasterChef.

Me los he comido en un plis.

Para engullir esa masa de aglomerado me he bebido una cerveza que tenía, aún por estrenar, en la puerta de la nevera.

¡Mmmmm! Qué fresquita que estaba.

De postre, un paraguayo o guacamayo… nunca he sabido el nombre correcto.

He acabado de comer hace un rato.

¡…!

Hostia.

No me he acordado de la cerveza que había metido en el congelador.

Para esta noche tengo sorbete de cerveza, que se sube a la cabeza, pero conmigo no hay problema. Total… no tengo cabeza…

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