Un camino nuevo a seguir, justo en este instante de mi vida. Uno que, seguramente, estará lleno de sorpresas. De incertidumbres. Pero si no lo transito, no sabré que me depara.
Sé que el final no importa. No quiero imaginarlo. No vale la pena pensarlo. Tan solo seguir andando por el nuevo y hermoso camino.
Este sábado inicié una nueva ruta. El sendero me hipnotizó y empecé a caminar en la dirección del viento. Aire nuevo que entraba en mis pulmones para refrescarlos. Para oxigenarlos. Tierra, piedras, arena, hierba y alguna plantita rebelde, descansaban en los márgenes.
A lo lejos se oía el mar. Era un camino de ronda.
Mi andar despreocupado hace que el camino me frene. Me detengo y miro sorprendido. Me pregunto: ¿un camino con fuerte pendiente? ¿soy consciente de la subida? Prefiero la inconsciencia, los pasos con sorpresa. Caminar hacia adelante o a los lados para disfrutar del camino mientras pueda. Sin prisa.
Siempre hacia adelante. Sin pensar. Sin angustia. Observando.