Buscando en internet, localizas la causa de los calambres en las piernas mientras duermes. Falta de potasio, magnesio e hidratación.
Te has acostado tarde porque trabajas de noche.
Tu suerte está por encima de las posibilidades de muchos y por esa única razón no deberías quejarte. De todas maneras, preferirías que los calambres los sufrieran otros y no tú.
El hecho de despertarse de golpe por culpa de una rampa o calambre doble, aductor y cuádriceps en la pierna izquierda, te oscurece momentáneamente el carácter durante un buen rato.
Los gatos que dormían tan ricamente encima de ti, salieron disparados en todas direcciones por tu repentino cambio de postura. Pasas de la horizontal a la vertical en cero coma.
Te tiras por el frío suelo, revolcándote de dolor. Le hablas a la pierna con cariño para que deje de tocarte los cojones, pero no te hace caso. La pierna carece de sistema auditivo.
La gata te sigue con la mirada. El gato ni se inmuta. De todas formas, no tienes tiempo de pensar en ellos. Ahora, tirado en el suelo como una colilla, solo piensas en que se te quite el dolor.
Pasas un buen rato cambiando de posturas; pierna en alto, doblada, estirada en el suelo, etc. No sabes cómo ponerte.
Improperios, a cada cual más salvaje, salen de tu interior como una letanía, pero lo más alejados de cualquier corriente religiosa.
Por favor, por favor, repites incesantemente.
Parece que empieza a menguar.
Tú, que eres propenso a los calambres, no tienes a mano un manual de primeros auxilios: «cómo desactivar un puto calambre doble en la pierna».
A ver si para el próximo lo tienes sobre tu mesilla de noche. Si no lo localizas serás, probablemente, un imbécil a cuerda.
Yo no he encontrado aun el manual. Voy a probar con el potasio y el agua. Con el magnesio solamente no me funciona. Cuando te da, parece que se te va romper el músculo. Pep me dijo el otro día que podía llegar a pasar. ¿Será posible?