Arreglar la casita

Si tienes la oportunidad de contratar a unos profesionales para arreglar la casita, mucho mejor. En caso contrario, puedes acogerte a la quinta enmienda o hacer bricolage un fin de semana cualquiera y, si es lluvioso, mucho mejor.

Lucas vive de alquiler. Ya tuvo bastante con la casa hipotecada cerca de Manresa que, seguramente, por su mala cabeza, la perdió de un plumazo.

Dicen que si vives de alquiler deberías invertir lo menos posible en la casa. Al no ser tuya, arregla solo lo justo porque algún día se acabará el contrato y te dirán que muchas gracias por el pescado.

Lucas no piensa igual. Es de los que creen que si vives en ese lugar, has de acomodarlo a tu gusto de la mejor manera.

Antes, por eso, no pensaba igual. Por suerte, nunca es tarde para cambiar de opinión.

Esta semana le tocaba el turno a la ventana de la cocina. La anterior, de Gravent, estaba ya muy trotada y tenía que jubilarse. Además, al sacar un par de cristales para limpiar el polvo de las obras que tuvo hace unas semanas, se rajaron de arriba abajo y pensó que había llegado el momento de hacer un pensamiento.

La nueva, de PVC, es oscilobatiente como la del baño. Ha quedado muy chula. En cuanto pueda, pintará los marcos que ya les toca una mano.

Este mediodía, le pasó el parte a los dueños de la casa. Están contentos con Lucas porque les cuida la casa. Los pactos son los pactos.

Mientras estaba en medio del sarao de las obras, se rompió la caldera. Por suerte, los operarios llegaban en un rato y pudieron instalarle la nueva. De no ser así, hubiera tenido que comerse el protocolo de llamar a un instalador, quedar con él para que viniera a tomar cartas en el asunto y valorar la mejor opción. Todo eso habría ocupado una semana como mínimo y no había tiempo que perder.

Los operarios necesitaban agua para acabar la obra. Ese día era el último y no se podían permitir el lujo de invertir más tiempo.

«Manos a la obra, dijo el alto». Y se fueron a comprar la caldera con los dineros de la venta del libro que había escrito Biel.

Suerte que Lucas es bastante previsor y tenía dineros en casa.

Ya tenemos caldera y ventana nueva. Ahora solo falta adecentar la cocina y la casa parecerá otra. Cambiar tres o cuatro cuadros, quitar el polvo con la aspiradora y listos.

Con los pelos de los gatos no hay nada que hacer. Aunque los quite diez veces, once estarán por el medio.

1 comentario en “Arreglar la casita”

  1. Montserrat Aluart

    Hay una frase que dice: «zapatero a tus zapatos». Mi ex marido, para ahorrarse dinero y para que yo no pensara que era incapaz, hizo cosas en casa; poner las baldosas del baño, etc.
    En resumen, después de no demasiado tiempo, sonaban a huecas y fueron cayendo poco a poco.
    «Manolete, si no sabes torear pa qué te metes».

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