Borrarse o no borrarse, esa es la cuestión.
¿Deberías borrarte de aquel grupo de Whatsapp, que hace mil años que no usas?
Si te borras, cabe la posibilidad de que alguno de los miembros te pregunte: —¿oye, por qué te borras?, ¿qué te has enfadado?
Todo sería mucho más fácil si la gente no tuviera la piel tan fina.
Te borras y punto. No pasa nada.
De todas formas, en alguna parte de tu cerebro, en esa zona en la que residen las dudas, se genera una pregunta que se repite constantemente: ¿por qué debería borrarme, si tampoco molesta?
¿Cuánto hace que no lo usas?
Parece ser que hace poco, pero, ¿te sirve de algo? ¿Puedes vivir igualmente, sin pertenecer a ese grupo?
Si la respuesta es afirmativa, quiere decir que no hace falta formar parte de un grupo que no usas.
Si la respuesta es negativa, se acciona un nano músculo que activa la zona de las dudas y vuelves a la casilla de salida.
—Tampoco me molesta estar apuntado. Te dice esa voz interna.
Así que la frase: «borrarse o no borrarse, esa es la cuestión», la tendrás latente en la mente mientras no decidas que lo importante no es un grupo de whats, sino, la gente de ese grupo.
Lo dejo a tu criterio.
Hi ha una component: sentir que formen part, abans poder tot era més tangible, avui poder més virtual, però al final la qüestió és la mateixa, les emocions que generen els sentiments de pertenença.