Aunque podría haberla olvidado en algún cajón, no me he dejado la «E». De ser así, entonces el título sería Antes. Pero, ¿qué va antes, el texto o el título? Podríamos cambiar el orden de las cosas. Igual se entendería todo mucho mejor. Primero el postre, después la carne o el pescado y por último los entrantes o la sopa. De la misma manera, podría poner primero un texto y después el título.
En este caso, ni lo uno ni lo otro. Aquí no va de textos ni títulos, ni siquiera los nobiliarios. Esto va de ant o ants, con esa ese final.
Ant o ants, hormiga u hormigas. Si se pronuncia sin juntar los labios, escucharías algo parecido a HORNIGAS, con ene. Intenta decirlo sin juntarlos. Verás que es difícil a no ser que hagas trampas, como sujetando con los mismos un lápiz o un palo. Mírate al espejo y verás que, aparte de hacer el mongui, es bastante complicado pronunciar hormiga sin juntar los labios.
¿De dónde salen las cabronas? ¿En qué lugar se esconden cuando, de repente, abres la luz de la cocina y de las treinta ants que habías visto, ahora solo te cruzas con tres? ¿Quién o qué les avisa de que un humano está a punto de cruzarse en su camino? Ni idea. Lo único que sé es que no sé nada.
—¿Tiene algo bueno para las hormigas? —Le preguntó Lucas al droguero.
—Tengo droga de droguedario. —Le respondió con sorna que no con sarna.
Como diría el gran Eugenio: —Esto las mata, gamberro—.
Parece ser que este gel sabrosón es un manjar de dioses para las diminutas criaturas. Entre lo curiosas que son y lo recogetodoloquepillan, no pueden evitar llevárselo a su guarida. Como si se tratara de un estornudo, todas las ants que se encuentren en un radio tan pequeño equivalente a la unidad de medida de las hornigas, es decir, micromedida, se contagian, empiezan a estornudar y sin comerlo ni beberlo, se van pitando al hospital de hornigas. El antDock no da abasto con tantos casos víricos y les pide, les ruega que se marchen cagando leches de su vivienda temporal porque podrían sufrir daños mayores.
Así que, casi sin tener tiempo para hacer las maletas, se piran sin dejar rastro de que, tal día como hoy, hubo una colonia de ants entre la cocina y el baño.