48 años

Las buenas amistades duran toda la vida. No se eligen. Surgen. Crecen. Con el paso de los años se fortalecen, se retro alimentan. Vidas que se han acompañado desde 1975. Esa amistad que nació en una juventud temprana.

Dos amigas que, sin hacer ningún contrato, decidieron ser amigas para toda la vida. Cómplices de sus andaduras por el mundo, de sus aventuras amorosas, confesoras de sus secretos más íntimos.

Las buenas amistades duran toda la vida, pero ¿qué pasa cuando una de ellas se marcha antes? ¿Qué pasa cuando te arrebatan esa amistad de tantos años? Seguro que te queda un vacío muy grande.

Recuerdo una frase que más o menos decía así: «no llores por mi pérdida, alégrate por los momentos que vivimos y compartimos juntos. No llores porque me he ido. Sonríe y alégrate porque nos conocimos».

No estoy seguro de que esa frase sea así, pero no importa. Lo que verdaderamente importa es que dos amigas, dos chicas, iniciaron una amistad en 1975 y que, a pesar de que una se ha ido precipitadamente, el recuerdo de esa amistad durará mientras la otra parte del binomio, Alicia, la tenga en su pensamiento.

Carmina, no te conocí. Quizás compartimos alguna cerveza en el Daily Telegraph. No puedo saber cómo eras, qué música te gustaba ni cuál era tu bebida favorita. No lo sé, pero sabiendo que tu gran amiga es Alicia, estoy convencido de que eras buena gente, como lo es ella.

Allí donde te encuentres, recuerda que el legado de la amistad que entregaste a tu gran amiga Alicia permanecerá vivo en sus pensamientos y lo hará con una gran sonrisa. Eso es lo que os habéis llevado.

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